Información
Carlotta VA
Chino: Voz: Yan Yeqiao
Japonés: Voz: Ueda Kana
Coreano: Voz: Kim Soon Mi
Inglés: Voz: Jennifer English
Informe de Examen Forte de Carlotta
Poder de Resonancia
Reformación cristalina
Informe de Evaluación de Resonancia
[Extraído de los registros internos de la familia Montelli - Acceso compartido]
Nombre en clave: Ópalo
El Despertar de esta miembro ocurrió hace más de una década y posee un gran control sobre su Forte.
La Marca Tácita de esta miembro se encuentra en la zona lumbar, y no se encontraron cambios físicos significativos después del Despertar. Puede generar infinitos cristales brillantes similares a ópalos, que pueden transformarse en armas de fuego y municiones según sea necesario. Al activar su Forte, su cabello adopta un efecto cristalizado. Los enemigos alcanzados por estos cristales también sufrirán cristalización.
Cabe mencionar que algunas personas intentaron lucrar recolectando estas gemas, solo para descubrir que era imposible liquidarlas o hacerlas circular. A juzgar por su apariencia, son parecidas a gemas preciosas, pero en esencia, son algún medio que desencadena la reconstrucción estructural, capaz de provocar que la frecuencia del objetivo impactado colapse y se desintegre hasta su completa desaparición.
El Patrón de espectro de resonancia de esta miembro muestra similitudes con las decoraciones de vidrio emplomado y los copos de nieve naturales. Se sospecha que esto puede estar relacionado con su comportamiento proactivo de romper con la tradición y usar decoraciones como armas cuando su Forte despertó por primera vez.
El análisis de las muestras de prueba ha revelado una Curva de Rabelle no convergente, y por lo tanto, esta miembro se clasifica como Resonadora Mutante con un período de inactividad.
Informe de Diagnóstico de Overclock
[Extraído de los registros internos de la Familia Montelli - Acceso compartido]
Nombre en clave: Ópalo
El gráfico de la forma de onda de este miembro muestra fluctuaciones elípticas. El patrón del dominio del tiempo es regular, y no se observan signos de fluctuaciones anormales. Los resultados de la prueba se evalúan como dentro de la fase normal.
Criticidad resonante: Alta. Posee alta estabilidad con un riesgo mínimo de Overclock.
Los registros indican que no hay historial de Overclock.
No hay necesidad actual de asesoramiento psicológico.
¡Qué elegancia! Señori... No, el desempeño de este miembro siempre es tan elegante, tan perfecto... incluso en esta prueba... ¡Muy elegante, de verdad!
Objetos Apreciados y Favores de Carlotta
Los beneficios del arte
No se trata de un simple collage hecho con materiales dispares, sino de una interpretación profunda de la inspiración y un concepto basado en los ideales constructivistas. Su creadora inició una carrera marcada por innovaciones llamativas, pero, lamentablemente, fue continuamente menospreciada. No obstante, Carlotta reconoció el valor de esta joya oculta y describió su obra como una impresión de alteridad, con un toque poético e inquietante. Hoy en día, es una célebre artista de instalaciones en Raguna, y confeccionó esta pieza única como muestra de gratitud por el patrocinio y la confianza inquebrantable de Carlotta.
Maletín de la ejecutora
Un delicado maletín decorado con piedras preciosas intricadamente talladas, ideal para cualquier ocasión formal. Se dice por ahí que una dama esconde todos sus secretos en su bolso. Esto, sin duda, es cierto para el caso de Carlotta. Su botella de perfume es, por ejemplo, una granada disfrazada. Por otro lado, sus anteojos son una herramienta especial que le muestran ubicaciones en tiempo real y la respuesta a sus preguntas. Más allá de lo encantadores que son estos accesorios, son los aliados más confiables de Carlotta en todas sus misiones.
Se adaptan a las necesidades de su dueña a la perfección: en la belleza, adornan; en la muerte, deshacen.
El credo familiar
Un par de guantes negros, cuyo lustroso brillo recuerda a la noche, adornados con una gema que lleva el mismo nombre que su portadora, Ópalo.
En la familia, existen varias reglas implícitas, tácitas e innecesarias de pronunciar en voz alta. Una de esas reglas es que quienes lleven guantes negros deben resolver, con discreción, cualquier «problema» que pueda tener la familia.
Sin embargo, no es un compromiso, sino la elección de la misma Carlotta. Su familia le mostró un mundo más amplio, y ahora ella los guiará hacia uno aún mayor, tanto en nombre de los verdaderos Montelli como en el suyo propio.
Historia de Carlotta
Apuestas y arte
La lluvia de la noche golpeaba la ventana y levantaba un olor a licor fuerte. A Carlotta no le agradaba el olor, pero se consolaba al saber que solo aquellos impulsados por los deseos más fuertes se aventuraban en semejante clima, y esos individuos rara vez eran discretos.
Una mujer con ropa gastada, pero cuidadosamente mantenida intentaba parecer despreocupada, aunque sus ojos estaban clavados en cada movimiento del subastador, como una jugadora desesperada. Un hombre extravagante en el vestíbulo central hablaba en voz alta sobre diversos estilos artísticos, sin querer soltar la atención que había atraído, mientras, sin darse cuenta, confundía varias corrientes artísticas. Finalmente, un muchacho merodeaba cerca de una ventana, echándole miradas furtivas a Carlotta antes de darse cuenta y apartar la vista—algo torpe, pero nada problemático.
Para Carlotta, esto era un juego cuyo resultado estaba en sus manos.
No era la primera vez que asistía a una subasta. En el escenario, bajo un suave foco de luz, las piezas iban y venían. Los posibles compradores murmuraban entre ellos, dejando de lado las discusiones sobre el mérito artístico para centrarse en analizar el historial de precios de cada obra. Crear arte es una tarea noble, pero el negocio del arte, mucho menos. Aquí, cada transacción era una apuesta actual por una recompensa futura.
A pesar de eso, Carlotta alzaba su cartel por aquellas obras de nicho que carecían de un gran atractivo para el público general. Para ella, esas piezas formaban parte de una estrategia mayor—ya fuera una mezcla sin sentido de formas o una expresión deconstructiva de la verdadera arte... El tiempo revelaría la respuesta, con rendimientos muy por encima de lo esperado.
Este comportamiento fue inicialmente recibido con escepticismo, pero pronto la seguridad de Carlotta empezó a influir en los postores y a moldear sus decisiones. Parecía como si tuviera una estrategia única, basada en la teoría del arte, la sensibilidad estética y el conocimiento del mercado. Sin embargo, estaba a punto de dar un paso más en busca de mayores alturas.
Y entonces, el momento llegó, justo en ese instante...
En los últimos segundos de la puja, Carlotta levantó su cartel una vez más, ante la sorpresa de los espectadores. Al ver esto, el hombre extravagante inmediatamente superó su oferta.
Cuenta regresiva. Pujar. Cuenta regresiva. Pujar... La subasta avanzaba, cada oferta más rápida y fuerte que la anterior, empujando las emociones de todos hacia un crescendo sofocante. La mujer de la ropa gastada abrió los ojos, incrédula ante las sumas que iban subiendo. El muchacho apenas podía respirar, moviendo la cabeza de un lado a otro ante el frenesí de la actividad.
Justo cuando el martillo del subastador estaba a punto de caer, Carlotta saludó a su rival con una sonrisa melancólica. «Qué inesperado que haya alguien más que reconozca el verdadero valor de esta pintura. Tu disposición a arriesgar semejante suma... Te la has ganado».
El evento llegó a su fin, pero Carlotta aún tenía algunos asuntos por resolver.
Observó cómo el hombre se marchaba con la pintura antes de retirarse a un rincón tranquilo. El muchacho que la había mirado antes se acercó.
«Señorita, ya pasé el mensaje que me pidió antes de que empezara... Esta noche habrá una obra impresionante, y Carlotta, de la familia Montelli está decidida a llevársela».
Carlotta sonrió y le entregó su recompensa al muchacho. Si se mantenía conforme, no le importaría confiar en él nuevamente, si alguna vez lo necesitaba para alguna tarea trivial en el futuro. En cuanto a la mujer que permanecía cerca...
«Señorita Carlotta, estoy muy agradecida por todo lo que ha hecho por mi padre y por mí. Solo es que...»
La mujer dudó, buscando las palabras correctas. Carlotta no perdió el ritmo.
«No, la pieza se vendió a un precio justo. Usé mis métodos, pero la pintura de tu padre realmente vale esa cantidad. A veces, las personas simplemente carecen de paciencia».
Todos obtuvieron lo que querían. Ella también.
Con ese pensamiento, Carlotta salió del salón de subastas para desaparecer en la oscuridad y la lluvia.
Una mujer con ropa gastada, pero cuidadosamente mantenida intentaba parecer despreocupada, aunque sus ojos estaban clavados en cada movimiento del subastador, como una jugadora desesperada. Un hombre extravagante en el vestíbulo central hablaba en voz alta sobre diversos estilos artísticos, sin querer soltar la atención que había atraído, mientras, sin darse cuenta, confundía varias corrientes artísticas. Finalmente, un muchacho merodeaba cerca de una ventana, echándole miradas furtivas a Carlotta antes de darse cuenta y apartar la vista—algo torpe, pero nada problemático.
Para Carlotta, esto era un juego cuyo resultado estaba en sus manos.
No era la primera vez que asistía a una subasta. En el escenario, bajo un suave foco de luz, las piezas iban y venían. Los posibles compradores murmuraban entre ellos, dejando de lado las discusiones sobre el mérito artístico para centrarse en analizar el historial de precios de cada obra. Crear arte es una tarea noble, pero el negocio del arte, mucho menos. Aquí, cada transacción era una apuesta actual por una recompensa futura.
A pesar de eso, Carlotta alzaba su cartel por aquellas obras de nicho que carecían de un gran atractivo para el público general. Para ella, esas piezas formaban parte de una estrategia mayor—ya fuera una mezcla sin sentido de formas o una expresión deconstructiva de la verdadera arte... El tiempo revelaría la respuesta, con rendimientos muy por encima de lo esperado.
Este comportamiento fue inicialmente recibido con escepticismo, pero pronto la seguridad de Carlotta empezó a influir en los postores y a moldear sus decisiones. Parecía como si tuviera una estrategia única, basada en la teoría del arte, la sensibilidad estética y el conocimiento del mercado. Sin embargo, estaba a punto de dar un paso más en busca de mayores alturas.
Y entonces, el momento llegó, justo en ese instante...
En los últimos segundos de la puja, Carlotta levantó su cartel una vez más, ante la sorpresa de los espectadores. Al ver esto, el hombre extravagante inmediatamente superó su oferta.
Cuenta regresiva. Pujar. Cuenta regresiva. Pujar... La subasta avanzaba, cada oferta más rápida y fuerte que la anterior, empujando las emociones de todos hacia un crescendo sofocante. La mujer de la ropa gastada abrió los ojos, incrédula ante las sumas que iban subiendo. El muchacho apenas podía respirar, moviendo la cabeza de un lado a otro ante el frenesí de la actividad.
Justo cuando el martillo del subastador estaba a punto de caer, Carlotta saludó a su rival con una sonrisa melancólica. «Qué inesperado que haya alguien más que reconozca el verdadero valor de esta pintura. Tu disposición a arriesgar semejante suma... Te la has ganado».
El evento llegó a su fin, pero Carlotta aún tenía algunos asuntos por resolver.
Observó cómo el hombre se marchaba con la pintura antes de retirarse a un rincón tranquilo. El muchacho que la había mirado antes se acercó.
«Señorita, ya pasé el mensaje que me pidió antes de que empezara... Esta noche habrá una obra impresionante, y Carlotta, de la familia Montelli está decidida a llevársela».
Carlotta sonrió y le entregó su recompensa al muchacho. Si se mantenía conforme, no le importaría confiar en él nuevamente, si alguna vez lo necesitaba para alguna tarea trivial en el futuro. En cuanto a la mujer que permanecía cerca...
«Señorita Carlotta, estoy muy agradecida por todo lo que ha hecho por mi padre y por mí. Solo es que...»
La mujer dudó, buscando las palabras correctas. Carlotta no perdió el ritmo.
«No, la pieza se vendió a un precio justo. Usé mis métodos, pero la pintura de tu padre realmente vale esa cantidad. A veces, las personas simplemente carecen de paciencia».
Todos obtuvieron lo que querían. Ella también.
Con ese pensamiento, Carlotta salió del salón de subastas para desaparecer en la oscuridad y la lluvia.
Pasado tardío
Esa noche, la lluvia llegó de repente.
Inundó las calles y llenó esos últimos momentos antes de la medianoche con una miseria aún más profunda. Carlotta levantó la vista y vio sombras borrosas a través de la débil luz que atravesaba las cortinas de agua. ¿No era ella otra sombra en la tormenta? Sí... Una sombra que segaba vidas para corregir los errores del pasado.
La lluvia no la detendría de encontrar al hombre que buscaba.
El sonido de los tacones sobre el pavimento se acercaba. Una puerta crujió y Carlotta entró. Había viajado a través de Raguna para encontrar al hombre que estaba frente a ella, casi olvidado por el tiempo. Sus palabras fueron secas: «Para ser franca, he venido en nombre de los Montelli a leer su obituario».
«Sabía que vendrías».
Hilos plateados entrelazados en su cabello, su rostro marcado por el tiempo y el arrepentimiento. Su voz era firme mientras miraba a Carlotta con indiferencia.
«Los Montelli no olvidan las deudas de sangre. Tarde o temprano, sabía que me encontrarían».
Una ventana en la habitación estaba entreabierta, y una brisa fría se coló, trayendo consigo el frío de la noche. El anciano tembló, pero su debilidad solo irritó a Carlotta. Hablaba como si no hubiera conspirado alguna vez contra los Montelli, como si no se hubiera aliado con los Fisalias. Como si no hubiera orquestado el asalto a la sede de los Montelli, que costó tantas vidas, incluso después de que la familia acordara un trato sobre el Ala Oeste.
La respuesta de Carlotta fue cortante.
«Sabías las consecuencias de tus acciones».
«¡Bah! Los Montelli nunca cambian. Han pasado diez años. Todo terminó. Recuperaron el Ala Oeste, mientras yo he estado escondido como una rata en un agujero. Vivo con el miedo de que cualquier noche lluviosa alguien como tú entre y termine con mi vida».
El anciano suspiró, su expresión endureciéndose. Su mano se lanzó hacia un arma oculta.
Carlotta no dijo nada. Su cristal se transformó en una pistola, una amenaza silenciosa pero letal.
Para Carlotta, esto no era venganza, era una deuda no pagada y un respeto perdido. Cualquier Montelli podía morir, pero mientras quedara uno, la familia no caería. La absoluta confianza de un Montelli en su familia les daba la paz para entregar sus vidas por el bien común. Si caían, otro tomaría su lugar y terminaría lo que había que hacer. Así que, incluso después de diez años, esta deuda debía ser saldada. Solo entonces estaría realmente terminado. Nunca se trató de dinero o cierre, sino de lealtad y compromiso.
¡Bang! La bala se hizo pedazos.
El anciano cayó al suelo. Miró hacia arriba, decidido a mantener a Carlotta a la vista, pero ya no podía moverse.
«Tos... tos tos... No creas que ya has ganado... El juego de los deseos... nunca termina con la muerte...»
Sí, siempre termina solo con agotamiento.
Carlotta repitió ese pensamiento mientras salía a la calle. El aire nocturno acarició su mejilla, llevándose el eco del silencio de la habitación.
Y así... donde hay muerte adentro, afuera siempre estará Raguna.
Inundó las calles y llenó esos últimos momentos antes de la medianoche con una miseria aún más profunda. Carlotta levantó la vista y vio sombras borrosas a través de la débil luz que atravesaba las cortinas de agua. ¿No era ella otra sombra en la tormenta? Sí... Una sombra que segaba vidas para corregir los errores del pasado.
La lluvia no la detendría de encontrar al hombre que buscaba.
El sonido de los tacones sobre el pavimento se acercaba. Una puerta crujió y Carlotta entró. Había viajado a través de Raguna para encontrar al hombre que estaba frente a ella, casi olvidado por el tiempo. Sus palabras fueron secas: «Para ser franca, he venido en nombre de los Montelli a leer su obituario».
«Sabía que vendrías».
Hilos plateados entrelazados en su cabello, su rostro marcado por el tiempo y el arrepentimiento. Su voz era firme mientras miraba a Carlotta con indiferencia.
«Los Montelli no olvidan las deudas de sangre. Tarde o temprano, sabía que me encontrarían».
Una ventana en la habitación estaba entreabierta, y una brisa fría se coló, trayendo consigo el frío de la noche. El anciano tembló, pero su debilidad solo irritó a Carlotta. Hablaba como si no hubiera conspirado alguna vez contra los Montelli, como si no se hubiera aliado con los Fisalias. Como si no hubiera orquestado el asalto a la sede de los Montelli, que costó tantas vidas, incluso después de que la familia acordara un trato sobre el Ala Oeste.
La respuesta de Carlotta fue cortante.
«Sabías las consecuencias de tus acciones».
«¡Bah! Los Montelli nunca cambian. Han pasado diez años. Todo terminó. Recuperaron el Ala Oeste, mientras yo he estado escondido como una rata en un agujero. Vivo con el miedo de que cualquier noche lluviosa alguien como tú entre y termine con mi vida».
El anciano suspiró, su expresión endureciéndose. Su mano se lanzó hacia un arma oculta.
Carlotta no dijo nada. Su cristal se transformó en una pistola, una amenaza silenciosa pero letal.
Para Carlotta, esto no era venganza, era una deuda no pagada y un respeto perdido. Cualquier Montelli podía morir, pero mientras quedara uno, la familia no caería. La absoluta confianza de un Montelli en su familia les daba la paz para entregar sus vidas por el bien común. Si caían, otro tomaría su lugar y terminaría lo que había que hacer. Así que, incluso después de diez años, esta deuda debía ser saldada. Solo entonces estaría realmente terminado. Nunca se trató de dinero o cierre, sino de lealtad y compromiso.
¡Bang! La bala se hizo pedazos.
El anciano cayó al suelo. Miró hacia arriba, decidido a mantener a Carlotta a la vista, pero ya no podía moverse.
«Tos... tos tos... No creas que ya has ganado... El juego de los deseos... nunca termina con la muerte...»
Sí, siempre termina solo con agotamiento.
Carlotta repitió ese pensamiento mientras salía a la calle. El aire nocturno acarició su mejilla, llevándose el eco del silencio de la habitación.
Y así... donde hay muerte adentro, afuera siempre estará Raguna.
Familia de fe
Carlotta lamentaba no haber llevado un paraguas. Desesperadamente deseaba descansar bajo uno, pero los pasos que se acercaban le decían que no habría respiro. No importaba, Carlotta apretó los dientes, mordió su guante y se lo arrancó de la mano. Tenía que continuar con esta danza mortal, con su vida en juego.
Más temprano esa noche... el salón de baile más lujoso del Ayuntamiento acogió una reunión a la que asistieron la Orden, los Fisalia y los Montelli, todas fuerzas poderosas con sus propios intereses. Carlotta no era diferente. Había elegido un vestido y tacones que le ofrecieran libertad de movimiento. Se mezclaría entre la multitud y esperaría en las sombras.
Carlotta pisó la pista de baile, intercambiando una sonrisa educada con la representante de los Fisalia.
«Estás especialmente encantadora esta noche, señorita Carlotta. ¿Tienes planes para después?»
«No, solo disfruto de la velada», respondió Carlotta, con los dedos descansando ligeramente en la cintura de la impresionante mujer, cuya mano subió por el antebrazo de Carlotta en respuesta. Sus palmas se encontraron y sus cuerpos se balancearon al unísono, sus faldas ondulando como pétalos de una flor en plena floración.
«Vamos, seguro que no viniste solo a bailar. Supongo que hay otros Montelli aquí, ¿no?»
«Ya sabes cuánto me gustan estos eventos. Por la forma en que observas, diría que los Fisalia tienen grandes intereses en lo que ocurra esta noche».
La hermosa mujer cambió su ritmo, apretando el agarre mientras intentaba tomar la delantera. Carlotta dejó que la tirara, girando fácilmente de vuelta al abrazo.
«La Orden tiene el control de esta ciudad. Nosotros, los Fisalia, no vamos a permitir que alteres el frágil equilibrio. La visión de los Montelli es demasiado radical».
«No somos radicales, pero el verdadero radicalismo está en el ansia de poder de los Fisalia. Creen que pueden controlar todo para siempre, pero el mundo no es algo estático e inmutable».
Su dueto se volvía cada vez más frenético mientras ambas intentaban ganar la ventaja. Se convirtió en una danza de evasión delicada, breves momentos de contacto antes de separarse en el mismo movimiento fluido. Cuando la música alcanzó su clímax, la mujer se apartó, echando un vistazo a la multitud, buscando a los otros Montelli ocultos.
Carlotta tomó la mano de la mujer, guiándola de vuelta a su baile rítmico. La música las mantenía unidas. La mujer no tenía escapatoria, y no se atrevía a hacer un escándalo. Lo único que podía hacer era mirarla con malicia.
«Los Montelli tienen oídos en todas partes. Desde el principio, ibas tras mis "niños". Espero que estés preparada para bailar hasta que la muerte nos separe.»
Su baile adquirió de repente un nuevo significado. Carlotta se detuvo, giró, golpeó, y la mujer cayó... Su tango se convirtió en un único y mortal vals. Los guardaespaldas de la mujer saltaron a la acción, pero los "niños" que Carlotta había criado hasta la adultez salieron al rescate, luchando para recuperar el terreno perdido, con su lucha marcada por la lluvia implacable.
Carlotta sintió el veneno filtrarse en su herida, su veneno mentalmente torturante arrasando sus venas. Algo metálico se derramó de la comisura de su boca. Carlotta sonrió, soltando una risa suave, amarga.
¿Acaso esa era la suerte del último compañero de baile de esa mujer? No importaba. Tarde o temprano, todos los que comercian con la muerte acaban encontrándose con su abrazo.
Mientras el veneno le arrebataba los sentidos y destruía toda razón y cordura, hizo una reverencia, y luego, con una sonrisa, brilló con una luminosidad que convirtió la noche en día. Si la muerte era inevitable, ¿por qué no entregarse al baile de una vida...?
Más temprano esa noche... el salón de baile más lujoso del Ayuntamiento acogió una reunión a la que asistieron la Orden, los Fisalia y los Montelli, todas fuerzas poderosas con sus propios intereses. Carlotta no era diferente. Había elegido un vestido y tacones que le ofrecieran libertad de movimiento. Se mezclaría entre la multitud y esperaría en las sombras.
Carlotta pisó la pista de baile, intercambiando una sonrisa educada con la representante de los Fisalia.
«Estás especialmente encantadora esta noche, señorita Carlotta. ¿Tienes planes para después?»
«No, solo disfruto de la velada», respondió Carlotta, con los dedos descansando ligeramente en la cintura de la impresionante mujer, cuya mano subió por el antebrazo de Carlotta en respuesta. Sus palmas se encontraron y sus cuerpos se balancearon al unísono, sus faldas ondulando como pétalos de una flor en plena floración.
«Vamos, seguro que no viniste solo a bailar. Supongo que hay otros Montelli aquí, ¿no?»
«Ya sabes cuánto me gustan estos eventos. Por la forma en que observas, diría que los Fisalia tienen grandes intereses en lo que ocurra esta noche».
La hermosa mujer cambió su ritmo, apretando el agarre mientras intentaba tomar la delantera. Carlotta dejó que la tirara, girando fácilmente de vuelta al abrazo.
«La Orden tiene el control de esta ciudad. Nosotros, los Fisalia, no vamos a permitir que alteres el frágil equilibrio. La visión de los Montelli es demasiado radical».
«No somos radicales, pero el verdadero radicalismo está en el ansia de poder de los Fisalia. Creen que pueden controlar todo para siempre, pero el mundo no es algo estático e inmutable».
Su dueto se volvía cada vez más frenético mientras ambas intentaban ganar la ventaja. Se convirtió en una danza de evasión delicada, breves momentos de contacto antes de separarse en el mismo movimiento fluido. Cuando la música alcanzó su clímax, la mujer se apartó, echando un vistazo a la multitud, buscando a los otros Montelli ocultos.
Carlotta tomó la mano de la mujer, guiándola de vuelta a su baile rítmico. La música las mantenía unidas. La mujer no tenía escapatoria, y no se atrevía a hacer un escándalo. Lo único que podía hacer era mirarla con malicia.
«Los Montelli tienen oídos en todas partes. Desde el principio, ibas tras mis "niños". Espero que estés preparada para bailar hasta que la muerte nos separe.»
Su baile adquirió de repente un nuevo significado. Carlotta se detuvo, giró, golpeó, y la mujer cayó... Su tango se convirtió en un único y mortal vals. Los guardaespaldas de la mujer saltaron a la acción, pero los "niños" que Carlotta había criado hasta la adultez salieron al rescate, luchando para recuperar el terreno perdido, con su lucha marcada por la lluvia implacable.
Carlotta sintió el veneno filtrarse en su herida, su veneno mentalmente torturante arrasando sus venas. Algo metálico se derramó de la comisura de su boca. Carlotta sonrió, soltando una risa suave, amarga.
¿Acaso esa era la suerte del último compañero de baile de esa mujer? No importaba. Tarde o temprano, todos los que comercian con la muerte acaban encontrándose con su abrazo.
Mientras el veneno le arrebataba los sentidos y destruía toda razón y cordura, hizo una reverencia, y luego, con una sonrisa, brilló con una luminosidad que convirtió la noche en día. Si la muerte era inevitable, ¿por qué no entregarse al baile de una vida...?
En nombre de los Montelli
Esa noche, Carlotta sabía que llovía. No podía ver las gotas, pero el agua de la lluvia había dejado marcas en el cristal.
Carlotta movió sus faldas y miró al espejo. La herida había sanado bien y la cicatriz ya no era visible. Las toxinas también habían sido completamente eliminadas. Pero no estaba dispuesta a descansar. Lo mantenía para sí misma, pero no hacer nada la ponía incómoda, como si algo se le estuviera escapando entre los dedos. Decidió consultar a abuelo sobre cómo manejar los recientes «problemas».
Lo encontró en un pasillo cerca del vestíbulo. Como ella, abuelo solía trasnochar, por lo que no era raro verlo despierto a esa hora. No sabía si estaba mirando la lluvia fuera, o admirando el cuadro en la pared, o quizás...
«Abuelo, ¿me estás esperando?»
«No exactamente. Verás, estaba pensando en ti, en cuando te uniste a la familia».
Su respuesta sorprendió a Carlotta. En verdad, no le gustaba la persona que era entonces: ingenua, débil, abandonada, tan alejada de ser una Montelli. Había tanto que aprender—sobre Raguna, los Montelli, y problemas que requerían soluciones elegantes. Casi nadie creía en ella, excepto abuelo. En aquel entonces, lo único de lo que se sentía orgullosa era su Forte, que usaba instintivamente como medio para un fin. Con el tiempo, se había adaptado al código Montelli, utilizando sus habilidades para manejar los asuntos más delicados de la familia.
¿Había algo que hubiese salido mal en ese proceso?
Carlotta creía que su rol actual dentro de la familia Montelli era lo más beneficioso para la familia. La habían aceptado, aprobado, y ahora la necesitaban. Era una verdadera nieta para abuelo, más merecedora del nombre Montelli que nunca antes. Entonces, ¿por qué abuelo sacaba a colación el pasado?
«¿Recuerdas? Cuando me pediste que te hiciera mi Ejecutora, te di esos guantes de ópalo justo aquí, en este mismo lugar». Abuelo le dio una suave palmada en el hombro. «Nunca he dudado de tus habilidades, pero he comenzado a preguntarme si eso era realmente lo que querías».
Lo que ella realmente quería y lo que estaba haciendo ahora... Carlotta no veía mucha diferencia entre ambos. La vida seguía, y a través de ella, las personas necesitaban ciertas creencias, ideales o seres queridos que las anclaran. Para Carlotta, ser Montelli era su ancla, y la familia Montelli lo era todo para ella.
«No, ahí es donde te equivocas». Dijo abuelo suavemente, como si supiera exactamente lo que pensaba Carlotta. «Una verdadera Montelli no vive solo para la familia. No existe solo para seguir reglas, ya sean mías o de la familia. Debe sentir el mundo y hacer sus propias reglas».
«Quiero verte brillar porque creo que posees un brillo interno. Antes de que te limitaras a la idea de lo que significa ser Montelli, acababas de comenzar a definir tus propias reglas».
El cielo afuera empezó a aclararse... Al final, abuelo decidió no dejar que Carlotta mantuviera el papel de Ejecutora. En su lugar, le pidió que escribiera una carta invitando a los representantes de la Costa Negra a Raguna. Carlotta miró por la ventana. Después de la lluvia, Raguna estaba envuelta en una niebla grisácea. La ciudad era una bestia dormida, esperando la gran llegada del Carnevale para despertarla.
En ese momento, Carlotta no sabía que, durante esa noche lluviosa, Francesco Montelli tomaba una decisión que daría forma al futuro de los Montelli. Emplearía medios especiales para devolverle el poder de decisión. Y ella, como su antiguo yo, pavimentaría el camino de lo que estaba por venir.
Carlotta movió sus faldas y miró al espejo. La herida había sanado bien y la cicatriz ya no era visible. Las toxinas también habían sido completamente eliminadas. Pero no estaba dispuesta a descansar. Lo mantenía para sí misma, pero no hacer nada la ponía incómoda, como si algo se le estuviera escapando entre los dedos. Decidió consultar a abuelo sobre cómo manejar los recientes «problemas».
Lo encontró en un pasillo cerca del vestíbulo. Como ella, abuelo solía trasnochar, por lo que no era raro verlo despierto a esa hora. No sabía si estaba mirando la lluvia fuera, o admirando el cuadro en la pared, o quizás...
«Abuelo, ¿me estás esperando?»
«No exactamente. Verás, estaba pensando en ti, en cuando te uniste a la familia».
Su respuesta sorprendió a Carlotta. En verdad, no le gustaba la persona que era entonces: ingenua, débil, abandonada, tan alejada de ser una Montelli. Había tanto que aprender—sobre Raguna, los Montelli, y problemas que requerían soluciones elegantes. Casi nadie creía en ella, excepto abuelo. En aquel entonces, lo único de lo que se sentía orgullosa era su Forte, que usaba instintivamente como medio para un fin. Con el tiempo, se había adaptado al código Montelli, utilizando sus habilidades para manejar los asuntos más delicados de la familia.
¿Había algo que hubiese salido mal en ese proceso?
Carlotta creía que su rol actual dentro de la familia Montelli era lo más beneficioso para la familia. La habían aceptado, aprobado, y ahora la necesitaban. Era una verdadera nieta para abuelo, más merecedora del nombre Montelli que nunca antes. Entonces, ¿por qué abuelo sacaba a colación el pasado?
«¿Recuerdas? Cuando me pediste que te hiciera mi Ejecutora, te di esos guantes de ópalo justo aquí, en este mismo lugar». Abuelo le dio una suave palmada en el hombro. «Nunca he dudado de tus habilidades, pero he comenzado a preguntarme si eso era realmente lo que querías».
Lo que ella realmente quería y lo que estaba haciendo ahora... Carlotta no veía mucha diferencia entre ambos. La vida seguía, y a través de ella, las personas necesitaban ciertas creencias, ideales o seres queridos que las anclaran. Para Carlotta, ser Montelli era su ancla, y la familia Montelli lo era todo para ella.
«No, ahí es donde te equivocas». Dijo abuelo suavemente, como si supiera exactamente lo que pensaba Carlotta. «Una verdadera Montelli no vive solo para la familia. No existe solo para seguir reglas, ya sean mías o de la familia. Debe sentir el mundo y hacer sus propias reglas».
«Quiero verte brillar porque creo que posees un brillo interno. Antes de que te limitaras a la idea de lo que significa ser Montelli, acababas de comenzar a definir tus propias reglas».
El cielo afuera empezó a aclararse... Al final, abuelo decidió no dejar que Carlotta mantuviera el papel de Ejecutora. En su lugar, le pidió que escribiera una carta invitando a los representantes de la Costa Negra a Raguna. Carlotta miró por la ventana. Después de la lluvia, Raguna estaba envuelta en una niebla grisácea. La ciudad era una bestia dormida, esperando la gran llegada del Carnevale para despertarla.
En ese momento, Carlotta no sabía que, durante esa noche lluviosa, Francesco Montelli tomaba una decisión que daría forma al futuro de los Montelli. Emplearía medios especiales para devolverle el poder de decisión. Y ella, como su antiguo yo, pavimentaría el camino de lo que estaba por venir.
En nombre de Carlotta
Al anochecer, la lluvia finalmente había cesado.
El suave resplandor del sol poniente acariciaba a Carlotta mientras bebía café junto al puerto. La marea subía y bajaba, sus ondulaciones doradas reflejando el ciclo eterno de los días y las noches de Raguna. Sin un destino en mente, deambulaba, deteniéndose al azar. No era su costumbre, pero en el futuro, tal vez adoptara esta forma de vagar, igual que había comenzado a buscar partes de sí misma que pertenecían solo a Carlotta, separadas de los Montelli.
Después de celebrar el Carnevale con {Male=el distinguido invitado;Female=la distinguida invitada} y de exponer la traición de Capollo con su ayuda, Carlotta finalmente comprendió lo que abuelo no había podido expresar por completo aquella noche lluviosa.
Le preocupaba que pudiera hacer cosas por la familia que fueran en contra de sus principios. Abuelo no había trazado un camino para ella basado en su propio pasado. Solo esperaba que pudiera evitar quedar atrapada por las obligaciones.
Pero la verdad era más compleja que eso.
Su decisión de mantenerse como Ejecutora sin duda había sido tomada con el interés de la familia en mente. Pero cada paso que la llevó a esa decisión fue una elección que tomó con gusto, y al final, eso fue todo lo que importaba. Nunca fue alguien que se dejara atar por las reglas. Ni en el pasado, ni ahora, ni en el futuro.
Naturalmente, como una Montelli, no podía permitirse pensar solo en ella misma. Se sentía atraída por los extremos, por soluciones temerarias, sin miedo al cambio o al riesgo. Pero cuando llegaba el momento de actuar, cuando había decisiones que tomar, moderaba esas inclinaciones. De alguna manera, esta era, en efecto, una restricción impuesta sobre su identidad—un collar forjado por la sangre y el deber. Pero también era un vínculo que la anclaba.
Era Carlotta Montelli. Siempre sería necesitada. Nunca sería apartada de nuevo. A pesar de esa única restricción, poseía una libertad que pocos podían reclamar.
Una vida dedicada a crear una obra maestra única y definitoria—Carlotta había visto muchas vidas así.
El futuro era un tema mucho más tentador, y uno que estaba más que dispuesta a tejer, hilo por hilo. Para capturar la esencia de quién era, seguiría cortando, arreglando y superponiendo... hasta que pudiera llamarlo una obra de arte lo suficientemente rica.
Pero por ahora, quería permitirse un pequeño sentido de orgullo.
Carlotta no estaba lista para mostrar las partes de sí misma que existían solo en los rincones tranquilos de su mente... Pero tal vez {PlayerName} sería la excepción. De hecho, aún prefería llamarle Ojo de Gato. Habían caminado codo con codo por un tiempo, pero al final, nadie podría haber detenido su viaje por la otra. {Male=Él;Female=Ella} había hablado sin rodeos sobre su «perfección excesiva». Por lo tanto, cumpliendo la promesa de «ser menos reservada», Carlotta tejería ese Ojo de Gato en el tejido de su historia. No podía deshacerse de la sensación de que el destino no había terminado aún. En cuanto a cuándo, cómo o qué nuevas aventuras podrían surgir... Apenas podía esperar.
A lo lejos, una góndola cortaba las aguas quietas mientras regresaba hacia el muelle. Un coro de llamados entre los que estaban a bordo y los que se encontraban en tierra marcaba los ecos que se desvanecían del bullicio del día. Después de la lluvia, nadie podría decir qué ocurrió en la oscuridad de la noche. Por ahora, solo la luz moribunda acariciaba su piel, marcando el fin del ciclo del día.
Tomó un último sorbo de su taza, se dio la vuelta y caminó hacia la oscuridad que se acercaba.
En la quietud del mundo, bailaría su propio baile.
El suave resplandor del sol poniente acariciaba a Carlotta mientras bebía café junto al puerto. La marea subía y bajaba, sus ondulaciones doradas reflejando el ciclo eterno de los días y las noches de Raguna. Sin un destino en mente, deambulaba, deteniéndose al azar. No era su costumbre, pero en el futuro, tal vez adoptara esta forma de vagar, igual que había comenzado a buscar partes de sí misma que pertenecían solo a Carlotta, separadas de los Montelli.
Después de celebrar el Carnevale con {Male=el distinguido invitado;Female=la distinguida invitada} y de exponer la traición de Capollo con su ayuda, Carlotta finalmente comprendió lo que abuelo no había podido expresar por completo aquella noche lluviosa.
Le preocupaba que pudiera hacer cosas por la familia que fueran en contra de sus principios. Abuelo no había trazado un camino para ella basado en su propio pasado. Solo esperaba que pudiera evitar quedar atrapada por las obligaciones.
Pero la verdad era más compleja que eso.
Su decisión de mantenerse como Ejecutora sin duda había sido tomada con el interés de la familia en mente. Pero cada paso que la llevó a esa decisión fue una elección que tomó con gusto, y al final, eso fue todo lo que importaba. Nunca fue alguien que se dejara atar por las reglas. Ni en el pasado, ni ahora, ni en el futuro.
Naturalmente, como una Montelli, no podía permitirse pensar solo en ella misma. Se sentía atraída por los extremos, por soluciones temerarias, sin miedo al cambio o al riesgo. Pero cuando llegaba el momento de actuar, cuando había decisiones que tomar, moderaba esas inclinaciones. De alguna manera, esta era, en efecto, una restricción impuesta sobre su identidad—un collar forjado por la sangre y el deber. Pero también era un vínculo que la anclaba.
Era Carlotta Montelli. Siempre sería necesitada. Nunca sería apartada de nuevo. A pesar de esa única restricción, poseía una libertad que pocos podían reclamar.
Una vida dedicada a crear una obra maestra única y definitoria—Carlotta había visto muchas vidas así.
El futuro era un tema mucho más tentador, y uno que estaba más que dispuesta a tejer, hilo por hilo. Para capturar la esencia de quién era, seguiría cortando, arreglando y superponiendo... hasta que pudiera llamarlo una obra de arte lo suficientemente rica.
Pero por ahora, quería permitirse un pequeño sentido de orgullo.
Carlotta no estaba lista para mostrar las partes de sí misma que existían solo en los rincones tranquilos de su mente... Pero tal vez {PlayerName} sería la excepción. De hecho, aún prefería llamarle Ojo de Gato. Habían caminado codo con codo por un tiempo, pero al final, nadie podría haber detenido su viaje por la otra. {Male=Él;Female=Ella} había hablado sin rodeos sobre su «perfección excesiva». Por lo tanto, cumpliendo la promesa de «ser menos reservada», Carlotta tejería ese Ojo de Gato en el tejido de su historia. No podía deshacerse de la sensación de que el destino no había terminado aún. En cuanto a cuándo, cómo o qué nuevas aventuras podrían surgir... Apenas podía esperar.
A lo lejos, una góndola cortaba las aguas quietas mientras regresaba hacia el muelle. Un coro de llamados entre los que estaban a bordo y los que se encontraban en tierra marcaba los ecos que se desvanecían del bullicio del día. Después de la lluvia, nadie podría decir qué ocurrió en la oscuridad de la noche. Por ahora, solo la luz moribunda acariciaba su piel, marcando el fin del ciclo del día.
Tomó un último sorbo de su taza, se dio la vuelta y caminó hacia la oscuridad que se acercaba.
En la quietud del mundo, bailaría su propio baile.
Líneas de Voz de Carlotta
Pensamientos: I
Antes de que nuestros caminos se cruzaran, solo mi abuelo me había hablado de ti. Pero Raguna es un lugar apartado, y no todas las historias que nos llegan son ciertas. Imaginaba cómo serías en realidad, y superaste todas mis expectativas. Tu llegada no solo alteró el delicado equilibrio de Raguna, sino que también arrojó luz sobre la incertidumbre que tanto tiempo me enjauló.
Pensamientos: II
Sé {Male=ligero y rápido;Female=ligera y rápida}, constante y {Male=preciso;Female=precisa}. Una mano en la cintura, la otra en el hombro. Deja que el impulso te haga dibujar un arco perfecto mientras giras... Jeje, ¿lo ves? Combatir y bailar comparten algunas similitudes, ¿no te parece?
Pensamientos: III
En nuestra familia nos encontramos con todo tipo de personas, pero se suelen dividir en tres categorías: ricos, pobres y recién llegados con todo por demostrar. Personalmente, el último grupo es el que más me intriga. Puedes ver el fuego en sus ojos. Quien no sabe lo que quiere suele ir a la deriva, persiguiéndolo todo pero sin aferrarse nunca a nada.
Pensamientos: IV
Ha sido un auténtico placer para mí trabajar contigo; en serio, no lo digo por formalidad. Ya sea por trabajo o simplemente por disfrutar de tu compañía, valoro profundamente cada momento que compartimos.
Pensamientos: V
Tienes los ojos más bonitos del mundo. Cuando te concentras con ahínco, resplandecen como gemas... Debo admitir que me cautivan. Así pues, ¿qué tal si me miras un poquito más? Quizá pueda llegar a ser yo quien haga que sean aún más refulgentes.
El pasatiempo de Carlotta
La belleza del arte no debería limitarse al conocimiento o al gusto del espectador. Toda obra, ya sea un clásico atemporal, surrealista, vanguardista o una tendencia moderna, ofrece un punto de vista único. Lo que yo realmente admiro es la emoción y la pasión que ponen los artistas en su trabajo, y por eso trato de conectarlos con mecenas que aprecien su punto de vista, para que su talento sea reconocido y apreciado.
El problema de Carlotta
Hace mucho tiempo, presencié una tormenta que nunca olvidaré. El aire era asfixiante, húmedo e impregnado de un ligero olor a óxido. Me quedé allí en silencio, sintiéndome completamente impotente. Desde aquel día, me he enfrentado a muchas más tormentas, pero en lugar de esconderme, elegí caminar bajo la lluvia, impartiendo justicia antes de que las gotas lavaran toda la sangre y el dolor. Ahora que lo pienso, creo que no era la lluvia en sí lo que despreciaba, sino lo que conlleva. Después de todo, es difícil mantener la dignidad bajo un aguacero; y es cuando hasta el más regio revela aspectos de sí mismo que preferiría mantener ocultas.
Comida favorita
En cuanto a sabores, no tengo ninguna preferencia en particular... pero, ¿no te parece curioso cómo la misma comida puede significar algo completamente diferente dependiendo de la compañía? En mi familia, por ejemplo, decimos que la verdadera unidad solo llega después de compartir una botella de vino con miel y una porción de tarta de naranja. ¿Qué te parece? ¿Lo probamos la próxima vez?
Comida que no le gusta
¿Has asistido alguna vez a uno de esos lujosos banquetes tradicionales? Las raciones son modestas, pero la pompa es apabullante. Cuencos de plata, copas de cristal fino y platos adornados con piedras preciosas desfilan ante ti, cada uno más ostentoso que el anterior, para mayor alarde de la riqueza del anfitrión... Antes de empezar a comer, hay que pasar por un montón de formalidades innecesarias. Pero en el fondo parece que olvidan que el verdadero decoro y la elegancia no nacen de tales excesos.
Ideales
El legado de los Montelli se erige sobre los hombros de cada miembro de nuestra familia. Sabemos que el mundo es mucho más grande que Raguna o Rinascita. Al igual que nuestros antepasados se aventuraron hacia lo desconocido, nosotros debemos trazar nuevos rumbos. Tenemos una oportunidad de oro ante nosotros... Solo me queda aprovecharla y dar un paso adelante. O más de uno.
Chat: I
Todo aquel que maneja asuntos familiares tiene un nombre clave, cada uno con un símbolo correspondiente. El mío es el ópalo. Pero mis ópalos no son joyas de verdad, aunque brillen como si lo fueran. Son cristales simples que remodelo con mi Forte, y los trabajo para darles el uso que pretendo en cada ocasión, ya sea como decoración o munición.
Chat: II
Mi pasado no es ningún secreto para mi familia o quien me conoce desde hace tiempo… Me han llamado de muchas maneras: la huérfana, la abandonada, la baja sangre... la prominente y la ejecutora. Cada título representa una parte de mí, aunque ninguno captura la totalidad de mi ser. Para bailar al borde del precipicio, hay que aprender a usar muchas máscaras. Por el futuro de la familia Montelli, desempeñaré cualquier papel que se me requiera.
Acerca de Brant
Él es el capitán que lidera a su tripulación a través de mares tempestuosos sobre la cubierta, y a menudo me pregunto si su mirada revela una ambición desmedida o una pasión altruista. En una ocasión, la familia le envió una invitación, pero la rechazó. «El destino de un capitán está unido al de su navío», respondió. Así que seguimos siendo socios con intereses afines, y eso nos viene muy bien.
Acerca de Roccia
Hay una cosa que siempre despierta mi curiosidad. ¿Cuánto puede contener Perri en su caja? Atrezo, vestuario, excelentes vinos, gemas brillantes, extrañísimas conchas marinas... Y los pensamientos y sentimientos de Roccia también. Aunque Roccia rara vez dice lo que piensa, Perri parece hablar por ella.
Acerca de Phoebe
Phoebe es pura e inocente como un lirio en flor. Su bondad y devoción están fuera de toda duda... Sin embargo, sin la fuerza suficiente, tales virtudes podrían llevarnos a la trampa de la fe ciega. Creo que es un dilema al que todo creyente se enfrenta en algún momento, tanto si es para defender sus propios principios y creencias como si lo que le aboca a ello es la mano de un tercero.
Acerca de Zani
Zani desprecia las tareas innecesarias e ineficientes porque gusta de completar su trabajo con facilidad, precisión y calidad. Hay quien piensa que son cosas contradictorias, pero yo creo que es al revés. De todas formas, la familia impone pocas restricciones a los encargos privados, así que no dudes en preguntarle si tienes una necesidad desafiante. Eso sí, asegúrate de que la compensación sea adecuada.
Acerca de Francesco
Hay quienes ven a la familia como una cuestión de sangre y herencia, mientras que otros opinan que todo se trata de compartir ideales. Estoy profundamente agradecida por la protección, las oportunidades y la perspectiva que me han brindado los Montelli, junto con el orgullo de llevar su apellido. Él encarna el espíritu familiar y estoy decidida a honrar su legado guiando a nuestra familia hacia el futuro con mis propias acciones, como haría un verdadero Montelli.
Deseos de cumpleaños
¡Feliz cumpleaños, {PlayerName}! Si te soy sincera, desde que me enteré de tu cumpleaños, he estado pensando en el regalo perfecto para ti. Seguro que ya tienes un montón de tesoros, así que quería algo único, práctico y encantador, que te trajera alegría y te recordara a mí. ¡Y aquí lo tienes! Es una pistola remodelada por mi Forte que simboliza tu libertad para hacer lo que desees. Seas o no parte de la familia, Carlotta Montelli garantiza que esta promesa se mantenga vigente.
Inactivo: I
Bang. El blanco se ha teñido de rojo.
Inactivo: II
*Sonido de esfuerzo*
Inactivo: III
¿Brillar o morir? Apenas dos caras de la misma moneda.
Autopresentación
Soy Carlotta Montelli, la segunda dama de la familia Montelli. En ciertos contextos se me conoce también como Ópalo. Tengo talento para descubrir valor y resolver problemas. Si necesitas ayuda con los negocios o establecer nuevos lazos, puedes confiar en mí, pero si te interesa una colaboración más íntima... bueno, también podemos hablarlo. Eso sí, ¿estarías {Male=dispuesto;Female=dispuesta} a ofrecer tu fe, tu vida y tu futuro a cambio?
Saludo
Dado que el destino te ha conducido hasta mí... no rechazarías mis condiciones, ¿verdad?
Unirse al equipo: I
Entonces, vamos a demostrar lo que valemos.
Unirse al equipo: II
¿Lo ves? Siempre elijo el bando ganador: el tuyo.
Unirse al equipo: III
Nuevas inversiones, nuevos negocios… te prometo que no te defraudaré.
Ascensión: I
Ahora mi Forte puede remodelar aún más. Tus esfuerzos han dado sus frutos.
Ascensión: II
¡Qué poder tan delicioso e irresistible! Qué bien que ahora tengamos otro secreto compartido.
Ascensión: III
Tu generosidad es tan inquebrantable como siempre. ¿Cómo podría recompensarte? Después de todo, las cosas más preciosas suelen ser aquellas que desafían su propia definición.
Ascensión: IV
El brillo de los ópalos brilla con más intensidad... Parece que se obtiene mayor placer elaborando las gemas que observándolas.
Ascensión: V
Eso es, muy bien. Por favor, continúa… ¡Je! ¿No te lo esperabas? Saboreo las sensaciones que evocas y no oculto el deseo que despiertas, así que no olvides que lo que deseo y lo que puedo ofrecer van mucho más allá de lo que ahora se te presenta.
Ataque cargado: I
Ni te has acercado.
Ataque cargado: II
Correr no te salvará.
Ataque cargado: III
Es hora de separarnos.
Ataque cargado: IV
¡Vas a caer!
Ataque cargado: V
El brillo ilumina el camino.
Ataque cargado: VI
El escenario está listo.
Habilidad de resonancia: I
¡Silencio!
Habilidad de resonancia: II
Improvisa.
Habilidad de resonancia: III
Ríndete.
Habilidad de resonancia: IV
¡Toma esto!
Habilidad de resonancia: V
He encontrado tu punto débil.
Habilidad de resonancia: VI
Retírate.
Liberación de resonancia: I
El mundo es mío.
Liberación de resonancia: II
La gloria es exigente.
Liberación de resonancia: III
La victoria me sonríe.
Liberación de resonancia: IV
Una obra maestra completa.
Liberación de resonancia: V
En el nombre de los Montelli.
Liberación de resonancia: VI
Nos espera una nueva era.
Habilidad Intro
Mis felicitaciones.
Golpe: I
Qué terquedad.
Golpe: II
Te has cruzado con la persona equivocada.
Golpe: III
Una exhibición absurda e impertinente.
Herido: I
¿Eso es todo?
Herido: II
Todavía sigo en pie.
Herido: III
Ojo por ojo.
Derrotado: I
Gloria a los Montelli.
Derrotado: II
La muerte… no es el final.
Derrotado: III
Una luz roja se apaga…
Invocación de Eco
Vamos a por ellos.
Transformación de Eco
¿Aún me reconoces?
Enemigos acercan
Es lo que llamo el final.
Planeador
Más ligera que una pluma.
Ancla
Elegantemente.
Sensor
Mmh… ahí estás.
Esprintar
¿Puedes seguir el ritmo?
Sprint en pared
Un viaje tranquilo.
Cofre de suministros: I
¿Algo te ha llamado la atención?
Cofre de suministros: II
Esta artesanía... Una inversión inteligente.
Cofre de suministros: III
Una casa se empieza desde los cimientos.