Información
Guardacostas VA
Chino: Voz: Tang YaJing
Japonés: Voz: Suwa Ayaka
Coreano: Voz: Kim Bo Na
Inglés: Voz: Stephanie McKeon
Informe de Examen Forte de Guardacostas
Poder de Resonancia
Crisálida eufónica
Informe de Evaluación de Resonancia
[Registro Extraído - A.A1001]
Sujeto: Segunda instancia
Grabador: ▇▇▇▇
Segmento del Registro: A.A-000
La segunda instancia (también conocida como la Guardacostas) está formada completamente por cristales de Energía Remanente de alta pureza. Su activación exitosa confirma la viabilidad de la teoría de ▇▇▇▇, que sugiere lo siguiente:
a. Modelando el módulo «Blázar», se puede atraer y condensar la Energía Remanente, lo que resulta en la materialización de energía.
b. Cargar datos informativos en la entidad energética le otorga habilidades cognitivas.
A diferencia de la lógica de resonancia convencional, la segunda instancia (la Guardacostas) puede usar directamente la Energía Remanente. Cuando se activa, las marcas en forma de cristales en su pecho emiten un tenue resplandor azul. Su frecuencia se alinea con la Energía Remanente pura, pero se ve afectada por la configuración del módulo elegido. Su ciclo de habilidades es similar a la evolución estelar, lo cual se visualiza a través de fenómenos como la nebulosa de la mariposa y las Matrices Estelares.
▇▇▇▇▇▇▇▇▇▇▇▇
El estado futuro de la segunda instancia será monitoreado continuamente por ▇▇.
Informe de Diagnóstico de Overclock
[Registro Extraído - A.A1001]
Sujeto: Segunda instancia
Grabador: ▇▇▇▇
Segmento del Registro: A.A-311
Los resultados de la prueba ▇▇▇ para la Guardacostas están generalmente dentro de los parámetros controlables. Sin embargo, la Energía Remanente dentro de ella ha mostrado signos de disipación en múltiples ocasiones, lo que ha llevado a una pérdida excesiva de energía y fragmentación de cristales. Esto podría atribuirse al procesamiento de datos de Lamento mediante cálculos masivos. Notablemente, la Guardacostas ha detectado estos problemas e intentado mitigar el daño reemplazando las partes dañadas con nuevos cristales de energía. Las marcas en forma de hilos en sus hombros y pantorrillas son probablemente cicatrices de este proceso de curación.
No se puede descartar la posibilidad de que este problema vuelva a ocurrir, lo que puede requerir una mayor supervisión y reemplazos más frecuentes de los cristales de energía.
Si los resultados de la prueba ▇▇▇ superan los límites controlables, puede ser necesario implementar planes de contingencia alternativos.
Objetos Apreciados y Favores de Guardacostas
Estrella opaca destruida
Un cristal roto cayó del cuerpo de la Guardacostas, apagándose a medida que su energía se desvanecía.
Las estrellas iluminaron el camino mientras los desastres se alejaban. Firme en su deber, la Guardacostas se convirtió en un medio, mientras los constantes Lamentos amenazaban con desgarrarla. Los cristales de energía se apagaban y se desprendían, dejando grietas en su cuerpo, solo para ser reemplazados por nuevos que ella misma forjaba a partir de los restos.
Aunque perdió partes de sí misma, la Guardacostas perseveró, como el Barco de Tesesio: una nave en constante cambio, con cada fragmento como testimonio de su pasado y la esencia de quien es hoy.
Reloj de arena cíclico
Las estrellas parpadean en la noche eterna bajo la Costa Negra, donde el tiempo fluye sin el ritmo de las estaciones. En este lugar inalterado por el tiempo, Errante creó un reloj de arena autosuficiente para la Guardacostas.
Una sustancia energética fluye constantemente entre sus dos cámaras, completando un ciclo cada 42 días. Este número, finito e infinito a la vez, marca el tiempo que el Sistema Tetis necesita para un ciclo completo de simulación y deducción, desde el florecimiento hasta el declive. Durante estos 42 días establecidos por Errante, la Guardacostas encuentra un breve pero reconfortante consuelo en su vigilia eterna, mientras espera el momento en que se reunirá con {Male=el único;Female=la única}.
«Somos Uno»
Un disco hecho de un material cargado con Energía Remanente, que tiene una capacidad de almacenamiento casi infinita.
Este disco guarda todos los sonidos que la Guardacostas ha recopilado de este planeta: tormentas, vientos, el canto de los pájaros y de las ballenas. Incluye música de diferentes épocas y fragmentos de más de 50 idiomas. Cada sonido es una huella de la existencia, un reflejo de la vida, la ciencia y las civilizaciones que han existido en este planeta.
La Guardacostas considera la melodía que ella y Errante interpretaron juntos como un testimonio de su existencia, registrada al final del disco. Mientras el disco siga funcionando y continúen los sonidos de este planeta, el contenido del disco seguirá creciendo.
Historia de Guardacostas
El nacimiento de la Guardacostas
Después del ritmo de los tambores, llamamos a los corazones danzantes en la oscuridad la luna. Esta luna está en gran parte formada por ti.
Algunas vidas nacen por casualidad. Otras se crean con intención.
A medida que el mundo se acercaba a su fin helado, aquellos destinados a enfrentar el último momento pusieron sus esperanzas en un individuo en particular. Lo bendijeron, deseando que los guiara hacia un mañana más brillante. Sin embargo, esta solitaria odisea requería un vehículo eterno para completar las Reverberaciones, y lo mejor que pudieron ofrecer al elegido fue una herramienta perdurable. Así nació la Guardacostas: una creación deliberada, un capullo de cristal azul pálido hecho de Energía Remanente reunida del Ancla.
La Guardacostas sabía lo que debía hacerse mucho antes de comprender cómo. Pero una herramienta necesita una guía. Esperó sin rumbo en el vacío hasta que, mientras el mar avanzaba hacia su borde, sintió un latido acercándose en la brisa salina del mar.
En la quietud de la noche, {Male=el Modulador;Female=la Moduladora} observaba la tierra mientras los rugidos del Lamento se desvanecían en la distancia, dejando solo su latido constante.
«Quizás el subsuelo necesite un cielo tan brillante como el de arriba…» reflexionó {Male=el Modulador;Female=la Moduladora}, planificando el futuro. Cuando se dispuso a activar el Sistema Tetis, un enigmático atractivo de un cristal azul le atrajo más cerca. El encuentro de sus frecuencias provocó una resonancia que hizo estallar el cristal, liberando una oleada de energía que surgió como una nebulosa o una mariposa emergiendo de su crisálida.
La energía giró y se agrupó, tomando la forma de una joven mujer, quien saludó a quien la había despertado.
«Soy la Guardacostas, una herramienta creada para ti».
«Cumpliré tus necesidades y llevaré a cabo tus órdenes. Te ayudaré a ti y a Tetis a analizar el origen del Lamento».
Su voz, firme y sin emoción, esperaba una orden que no llegó.
«Guardacostas... para proteger secretos y custodiar la costa. Es directo, pero apenas suena como un nombre».
«Una herramienta no necesita un nombre; es simplemente un título y no afectará mi capacidad para desempeñarme».
Permanecieron en silencio, los ojos dorados {Male=del Modulador;Female=de la Moduladora} reflejando una emoción que la Guardacostas aún no podía comprender.
Finalmente, {Male=el Modulador;Female=la Moduladora} suspiró suavemente.
«Bueno, tendremos mucho tiempo para hablar de eso».
Algunas vidas nacen por casualidad. Otras se crean con intención.
A medida que el mundo se acercaba a su fin helado, aquellos destinados a enfrentar el último momento pusieron sus esperanzas en un individuo en particular. Lo bendijeron, deseando que los guiara hacia un mañana más brillante. Sin embargo, esta solitaria odisea requería un vehículo eterno para completar las Reverberaciones, y lo mejor que pudieron ofrecer al elegido fue una herramienta perdurable. Así nació la Guardacostas: una creación deliberada, un capullo de cristal azul pálido hecho de Energía Remanente reunida del Ancla.
La Guardacostas sabía lo que debía hacerse mucho antes de comprender cómo. Pero una herramienta necesita una guía. Esperó sin rumbo en el vacío hasta que, mientras el mar avanzaba hacia su borde, sintió un latido acercándose en la brisa salina del mar.
En la quietud de la noche, {Male=el Modulador;Female=la Moduladora} observaba la tierra mientras los rugidos del Lamento se desvanecían en la distancia, dejando solo su latido constante.
«Quizás el subsuelo necesite un cielo tan brillante como el de arriba…» reflexionó {Male=el Modulador;Female=la Moduladora}, planificando el futuro. Cuando se dispuso a activar el Sistema Tetis, un enigmático atractivo de un cristal azul le atrajo más cerca. El encuentro de sus frecuencias provocó una resonancia que hizo estallar el cristal, liberando una oleada de energía que surgió como una nebulosa o una mariposa emergiendo de su crisálida.
La energía giró y se agrupó, tomando la forma de una joven mujer, quien saludó a quien la había despertado.
«Soy la Guardacostas, una herramienta creada para ti».
«Cumpliré tus necesidades y llevaré a cabo tus órdenes. Te ayudaré a ti y a Tetis a analizar el origen del Lamento».
Su voz, firme y sin emoción, esperaba una orden que no llegó.
«Guardacostas... para proteger secretos y custodiar la costa. Es directo, pero apenas suena como un nombre».
«Una herramienta no necesita un nombre; es simplemente un título y no afectará mi capacidad para desempeñarme».
Permanecieron en silencio, los ojos dorados {Male=del Modulador;Female=de la Moduladora} reflejando una emoción que la Guardacostas aún no podía comprender.
Finalmente, {Male=el Modulador;Female=la Moduladora} suspiró suavemente.
«Bueno, tendremos mucho tiempo para hablar de eso».
Más allá del valor de la vida
El soñador del día vio el sol en la noche.
Antes de ser confinada bajo tierra como el núcleo de Tetis, la Guardacostas había viajado más allá de la Costa Negra.
La civilización avanzaba gradualmente. {Male=El Modulador;Female=La Moduladora} había nombrado su organización «Costa Negra»., reclutando más miembros, mientras que la Guardacostas se dedicaba a analizar las Reverberaciones traídas por los miembros a través de la recreación y completaba sus cálculos.
En las recreaciones de Sonoras, la Guardacostas mantenía una perspectiva omnisciente. Siempre que lo deseaba, podía rastrear datos para ver el comportamiento y las reacciones de cualquier humano. Intentaba clasificar e interpretar a los humanos como lo hacía con otros fenómenos, pero pronto se dio cuenta de que no podía. Los humanos la desconcertaban.
¿Por qué lloran tanto en la alegría como en la tristeza? ¿Por qué sus acciones a menudo contradicen sus deseos? ¿Por qué persiguen algo que saben que lamentarán, o persisten en lo imposible? ¿Cómo pueden dañar a otros tan fácilmente y sacrificarse sin dudarlo? No había ningún patrón que pudiera resumirse. Cada vez que la Guardacostas pensaba que estaba más cerca de entender, un evento inesperado desbarataba sus conclusiones. Ella estaba confundida, pero también se preguntaba si esta confusión tenía algún significado, ya que no afectaba la realización de sus tareas. Pero entonces, la Guardacostas recibió una sugerencia {Male=del Modulador;Female=de la Moduladora}: había signos de una explosión de Lamento en una región conocida. Deberían ir juntos, recolectar datos para el análisis y, de paso, ver qué más se podría hacer.
Era temporada de cosecha, y la Guardacostas seguía {Male=al Modulador;Female=a la Moduladora} por los campos de la región. El suelo bajo sus pies era suave pero firme, las espigas de grano estaban llenas y maduras, y el viento llevaba el dulce aroma del arroz. Ella entendía estos conceptos, pero verlos en persona era diferente. La Guardacostas, distraída por estas sensaciones desconocidas, no se daba cuenta de que su expresión reflejaba la curiosidad y el asombro de un niño que sale de casa por primera vez. {Male=El Modulador;Female=La Moduladora} conversaba cálidamente con los lugareños, y sus charlas llenas de dialectos y el bullicio de la vida cotidiana se mezclaban. Una anciana amable les ofreció comida casera. Su piel era áspera, pero los dedos del bebé que sostenía estaban cálidos y sudorosos.
Pero, como había predicho Tetis, los presagios pronto se hicieron realidad, y el desastre devoró todo lo que había antes.
Las personas que habían sido amistosas cayeron en la desesperación: luchaban por los recursos, gritaban de angustia, y sus rostros estaban llenos de desesperación y miedo. Por primera vez, la Guardacostas vio el Lamento no a través de las Sonoras, sino en su cruda y abrumadora realidad.
Lo que sorprendió aún más a la Guardacostas fue {Male=el Modulador;Female=la Moduladora}. {Male=Él;Female=Ella} lideró a todos los Resonadores en la defensa contra las Disonancias Tácitas, alentando a todos a mantenerse firmes hasta que llegaran los refuerzos. {Male=Él;Female=Ella} estaba intentando cambiar un futuro predeterminado, pero ¿por qué hacer tanto por un grupo de desconocidos? La Guardacostas recordó las instrucciones del Sistema Tetis:
«Un futuro que ha sido alterado está destinado a ser alterado. Deberíamos evitar intentar cambiar lo que ya está predestinado».
«No puedo quedarme de brazos cruzados. Si este es el precio para alcanzar el mañana, me pregunto si vale la pena».
«…Incapaz de procesar. Pero priorizaré tus necesidades». respondió la Guardacostas, mientras expandía el Dominio Estelar para sanar y proteger.
Llegó la noche, y los refuerzos finalmente llegaron. Cuando estaban a punto de irse, un niño que había perdido a sus padres bloqueó su camino.
«Esperad, ¿a dónde vais? Quiero ir a luchar contra esos monstruos también.»
Al ver los ojos brillantes del niño, {Male=el Modulador;Female=la Moduladora} se agachó y señaló la flor negra en su ropa.
«Lo que estamos a punto de hacer es demasiado peligroso para ti. Pero si cuando crezcas aún quieres unirte a nosotros, busca a alguien que lleve esta flor».
Mientras el barco se alejaba, la Guardacostas observaba al niño que seguía saludándolos desde el puerto. Aunque los humanos aún la desconcertaban, esta vez intentó expresar su confusión a la persona a su lado.
«Tetis no predijo esto. Ese niño no es un candidato que necesitamos».
«No siempre es necesario esperar las órdenes de Tetis. Los humanos no están sujetos a esas restricciones. Puede que ahora no sea necesario, pero con el tiempo… encontrará su propio camino».
«La libertad de elegir es mucho más importante que cualquier respuesta. Eso es lo que quiero mostrarte».
«Quiero que veas y experimentes estas cosas por ti mismo. No somos datos ni conceptos abstractos almacenados en registros; puedes pensar en nosotros como compañeros».
«Compañeros». La Guardacostas repitió la palabra, reflexionando sobre su significado. Lo que {Male=el Modulador;Female=la Moduladora} había dicho no era una orden ni una respuesta. Pero, a partir de ese momento, una anticipación sutil y oculta comenzó a surgir en su interior.
«Los humanos son realmente seres complejos… Aún no los entiendo, pero espero que algún día lo logre»..
Antes de ser confinada bajo tierra como el núcleo de Tetis, la Guardacostas había viajado más allá de la Costa Negra.
La civilización avanzaba gradualmente. {Male=El Modulador;Female=La Moduladora} había nombrado su organización «Costa Negra»., reclutando más miembros, mientras que la Guardacostas se dedicaba a analizar las Reverberaciones traídas por los miembros a través de la recreación y completaba sus cálculos.
En las recreaciones de Sonoras, la Guardacostas mantenía una perspectiva omnisciente. Siempre que lo deseaba, podía rastrear datos para ver el comportamiento y las reacciones de cualquier humano. Intentaba clasificar e interpretar a los humanos como lo hacía con otros fenómenos, pero pronto se dio cuenta de que no podía. Los humanos la desconcertaban.
¿Por qué lloran tanto en la alegría como en la tristeza? ¿Por qué sus acciones a menudo contradicen sus deseos? ¿Por qué persiguen algo que saben que lamentarán, o persisten en lo imposible? ¿Cómo pueden dañar a otros tan fácilmente y sacrificarse sin dudarlo? No había ningún patrón que pudiera resumirse. Cada vez que la Guardacostas pensaba que estaba más cerca de entender, un evento inesperado desbarataba sus conclusiones. Ella estaba confundida, pero también se preguntaba si esta confusión tenía algún significado, ya que no afectaba la realización de sus tareas. Pero entonces, la Guardacostas recibió una sugerencia {Male=del Modulador;Female=de la Moduladora}: había signos de una explosión de Lamento en una región conocida. Deberían ir juntos, recolectar datos para el análisis y, de paso, ver qué más se podría hacer.
Era temporada de cosecha, y la Guardacostas seguía {Male=al Modulador;Female=a la Moduladora} por los campos de la región. El suelo bajo sus pies era suave pero firme, las espigas de grano estaban llenas y maduras, y el viento llevaba el dulce aroma del arroz. Ella entendía estos conceptos, pero verlos en persona era diferente. La Guardacostas, distraída por estas sensaciones desconocidas, no se daba cuenta de que su expresión reflejaba la curiosidad y el asombro de un niño que sale de casa por primera vez. {Male=El Modulador;Female=La Moduladora} conversaba cálidamente con los lugareños, y sus charlas llenas de dialectos y el bullicio de la vida cotidiana se mezclaban. Una anciana amable les ofreció comida casera. Su piel era áspera, pero los dedos del bebé que sostenía estaban cálidos y sudorosos.
Pero, como había predicho Tetis, los presagios pronto se hicieron realidad, y el desastre devoró todo lo que había antes.
Las personas que habían sido amistosas cayeron en la desesperación: luchaban por los recursos, gritaban de angustia, y sus rostros estaban llenos de desesperación y miedo. Por primera vez, la Guardacostas vio el Lamento no a través de las Sonoras, sino en su cruda y abrumadora realidad.
Lo que sorprendió aún más a la Guardacostas fue {Male=el Modulador;Female=la Moduladora}. {Male=Él;Female=Ella} lideró a todos los Resonadores en la defensa contra las Disonancias Tácitas, alentando a todos a mantenerse firmes hasta que llegaran los refuerzos. {Male=Él;Female=Ella} estaba intentando cambiar un futuro predeterminado, pero ¿por qué hacer tanto por un grupo de desconocidos? La Guardacostas recordó las instrucciones del Sistema Tetis:
«Un futuro que ha sido alterado está destinado a ser alterado. Deberíamos evitar intentar cambiar lo que ya está predestinado».
«No puedo quedarme de brazos cruzados. Si este es el precio para alcanzar el mañana, me pregunto si vale la pena».
«…Incapaz de procesar. Pero priorizaré tus necesidades». respondió la Guardacostas, mientras expandía el Dominio Estelar para sanar y proteger.
Llegó la noche, y los refuerzos finalmente llegaron. Cuando estaban a punto de irse, un niño que había perdido a sus padres bloqueó su camino.
«Esperad, ¿a dónde vais? Quiero ir a luchar contra esos monstruos también.»
Al ver los ojos brillantes del niño, {Male=el Modulador;Female=la Moduladora} se agachó y señaló la flor negra en su ropa.
«Lo que estamos a punto de hacer es demasiado peligroso para ti. Pero si cuando crezcas aún quieres unirte a nosotros, busca a alguien que lleve esta flor».
Mientras el barco se alejaba, la Guardacostas observaba al niño que seguía saludándolos desde el puerto. Aunque los humanos aún la desconcertaban, esta vez intentó expresar su confusión a la persona a su lado.
«Tetis no predijo esto. Ese niño no es un candidato que necesitamos».
«No siempre es necesario esperar las órdenes de Tetis. Los humanos no están sujetos a esas restricciones. Puede que ahora no sea necesario, pero con el tiempo… encontrará su propio camino».
«La libertad de elegir es mucho más importante que cualquier respuesta. Eso es lo que quiero mostrarte».
«Quiero que veas y experimentes estas cosas por ti mismo. No somos datos ni conceptos abstractos almacenados en registros; puedes pensar en nosotros como compañeros».
«Compañeros». La Guardacostas repitió la palabra, reflexionando sobre su significado. Lo que {Male=el Modulador;Female=la Moduladora} había dicho no era una orden ni una respuesta. Pero, a partir de ese momento, una anticipación sutil y oculta comenzó a surgir en su interior.
«Los humanos son realmente seres complejos… Aún no los entiendo, pero espero que algún día lo logre»..
Más allá de la espera infinita
No llores en mi lugar de descanso; no estoy allí ni me he ido.
Cuando los robots mencionaron el nombre «Delone», la Guardacostas recordó de inmediato todo lo que estaba relacionado con ella. Esto no solo se debía a su capacidad natural para almacenar y registrar información, sino porque Delone era especial: era una de las pocas que encontró la Costa Negra por sí misma.
La última vez que la Guardacostas la vio, Delone era una joven animada, rebosante de entusiasmo. Se había quejado de lo difícil que era encontrar la Costa Negra, luego alzó las cejas con un atisbo de orgullo. «¡Lo sabía! ¡Otros deben estar reuniéndose para luchar contra los Lamentos y prevenir más anomalías!»
En ese momento, {Male=el Modulador;Female=la Moduladora}, que tuvo la máxima autoridad en la Costa Negra, aún no había estado ausente por mucho tiempo, y la Guardacostas todavía podía visitar la superficie. Cuando la chica entusiasta le tomó la mano, su determinación de unirse a la Costa Negra era palpable, la Guardacostas no sabía cómo responder. Sintió la mano cálida de la chica—caliente, igual que el fuego en sus ojos.
La Guardacostas otorgó a Delone la posibilidad de presentar el examen de ingreso, a pesar de que esto se apartaba de los protocolos de reclutamiento de Tetis. La Guardacostas recordó lo que {Male=el Modulador;Female=la Moduladora} le había dicho una vez: «Los humanos no están sujetos a tales restricciones... No somos datos o conceptos abstractos almacenados en registros.» La Guardacostas creyó que {Male=el Modulador;Female=la Moduladora} probablemente habría actuado de manera similar, solo para preservar el ardiente entusiasmo de la chica. Al final, Delone aprobó el examen y se convirtió en miembro oficial de la Costa Negra.
La Guardacostas nunca imaginó que se volverían a encontrar en circunstancias tan trágicas.
Más de una década había pasado, y la joven antes ardiente se había convertido en una mujer serena. Pero ahora, ella se extendía hacia la Guardacostas con una mano temblorosa, la vida escapándose de una herida grave. La Guardacostas lo vio claramente. La vida de Delone se desvanecía, y solo había un desenlace posible.
«Lo logré», dijo Delone con una débil sonrisa. «Derribé ocho Disonancias Tácitas de una sola vez durante el Lamento. Pero Twala... no tuvieron tanta suerte. Yo fui la única que quedó para traer los datos».
El momento de la despedida se acercaba. Los otros miembros, ajenos a la verdadera identidad de la Guardacostas, asumieron que ella era una amiga cercana de Delone y les dieron espacio para un último momento juntas.
«Tanto tiempo ha pasado... Estoy... estoy tan vieja ahora... pero tú sigues igual que antes».
«¿Lo hice bien? ¿No te decepcioné?» La voz de Delone vaciló con debilidad, pero sus ojos aún brillaban con la misma intensidad que cuando se conocieron. ¿Qué habría hecho {Male=el Modulador;Female=la Moduladora}? La Guardacostas no sabía—no había una respuesta clara, ningún ejemplo a seguir. Pero al mirar esos ojos, sintió algo pesado en el pecho, una emoción indescriptible surgiendo dentro de ella. La obligó a romper el protocolo una vez más, tal como lo había hecho hace tantos años.
«Lo has hecho muy bien».
La Guardacostas respondió, y esta vez, sostuvo la mano de Delone. De alguna manera, sabía que este gesto podría traerle consuelo, igual que lo había hecho tantos años atrás.
«Gracias... Gracias, Guardacostas», susurró Delone, con profundo alivio en su voz. Luego murmuró, «Las estrellas... son tan brillantes. ¿Me convertiré en una de ellas... después de esto? Hay tanto que no podré ver, pero tú lo harás... ellas lo harán...»
Una lágrima cayó de su ojo, llevándose con ella su último calor.
Tal como Delone había dicho, la Guardacostas transformó las frecuencias de los fallecidos en una «estrella», dejándolos en las constelaciones de datos. No podía recordar cuándo había comenzado a hacer esto. El tiempo había marchitado las Flores Negras y erosionado la Costa Negra—también se había llevado las vidas de aquellos que merecían ser recordados. Las estrellas siempre brillantes en el cielo se habían convertido en el único lugar de descanso para estas almas caídas.
Bajo el cielo estrellado, la Guardacostas se encontraba en las costas, bañado en su resplandor, y miraba el mar. ¿Había hecho bien {Male=el Modulador;Female=la Moduladora} en confiarle tal autoridad? ¿Había hecho lo suficiente para cuidar de la Costa Negra como se le indicó? Las respuestas a estas preguntas estaban con quien se había ido... Todo lo que le quedaba era la espera aparentemente interminable. Y así, esperó, pues el tiempo era lo único que tenía en abundancia.
Cuando los robots mencionaron el nombre «Delone», la Guardacostas recordó de inmediato todo lo que estaba relacionado con ella. Esto no solo se debía a su capacidad natural para almacenar y registrar información, sino porque Delone era especial: era una de las pocas que encontró la Costa Negra por sí misma.
La última vez que la Guardacostas la vio, Delone era una joven animada, rebosante de entusiasmo. Se había quejado de lo difícil que era encontrar la Costa Negra, luego alzó las cejas con un atisbo de orgullo. «¡Lo sabía! ¡Otros deben estar reuniéndose para luchar contra los Lamentos y prevenir más anomalías!»
En ese momento, {Male=el Modulador;Female=la Moduladora}, que tuvo la máxima autoridad en la Costa Negra, aún no había estado ausente por mucho tiempo, y la Guardacostas todavía podía visitar la superficie. Cuando la chica entusiasta le tomó la mano, su determinación de unirse a la Costa Negra era palpable, la Guardacostas no sabía cómo responder. Sintió la mano cálida de la chica—caliente, igual que el fuego en sus ojos.
La Guardacostas otorgó a Delone la posibilidad de presentar el examen de ingreso, a pesar de que esto se apartaba de los protocolos de reclutamiento de Tetis. La Guardacostas recordó lo que {Male=el Modulador;Female=la Moduladora} le había dicho una vez: «Los humanos no están sujetos a tales restricciones... No somos datos o conceptos abstractos almacenados en registros.» La Guardacostas creyó que {Male=el Modulador;Female=la Moduladora} probablemente habría actuado de manera similar, solo para preservar el ardiente entusiasmo de la chica. Al final, Delone aprobó el examen y se convirtió en miembro oficial de la Costa Negra.
La Guardacostas nunca imaginó que se volverían a encontrar en circunstancias tan trágicas.
Más de una década había pasado, y la joven antes ardiente se había convertido en una mujer serena. Pero ahora, ella se extendía hacia la Guardacostas con una mano temblorosa, la vida escapándose de una herida grave. La Guardacostas lo vio claramente. La vida de Delone se desvanecía, y solo había un desenlace posible.
«Lo logré», dijo Delone con una débil sonrisa. «Derribé ocho Disonancias Tácitas de una sola vez durante el Lamento. Pero Twala... no tuvieron tanta suerte. Yo fui la única que quedó para traer los datos».
El momento de la despedida se acercaba. Los otros miembros, ajenos a la verdadera identidad de la Guardacostas, asumieron que ella era una amiga cercana de Delone y les dieron espacio para un último momento juntas.
«Tanto tiempo ha pasado... Estoy... estoy tan vieja ahora... pero tú sigues igual que antes».
«¿Lo hice bien? ¿No te decepcioné?» La voz de Delone vaciló con debilidad, pero sus ojos aún brillaban con la misma intensidad que cuando se conocieron. ¿Qué habría hecho {Male=el Modulador;Female=la Moduladora}? La Guardacostas no sabía—no había una respuesta clara, ningún ejemplo a seguir. Pero al mirar esos ojos, sintió algo pesado en el pecho, una emoción indescriptible surgiendo dentro de ella. La obligó a romper el protocolo una vez más, tal como lo había hecho hace tantos años.
«Lo has hecho muy bien».
La Guardacostas respondió, y esta vez, sostuvo la mano de Delone. De alguna manera, sabía que este gesto podría traerle consuelo, igual que lo había hecho tantos años atrás.
«Gracias... Gracias, Guardacostas», susurró Delone, con profundo alivio en su voz. Luego murmuró, «Las estrellas... son tan brillantes. ¿Me convertiré en una de ellas... después de esto? Hay tanto que no podré ver, pero tú lo harás... ellas lo harán...»
Una lágrima cayó de su ojo, llevándose con ella su último calor.
Tal como Delone había dicho, la Guardacostas transformó las frecuencias de los fallecidos en una «estrella», dejándolos en las constelaciones de datos. No podía recordar cuándo había comenzado a hacer esto. El tiempo había marchitado las Flores Negras y erosionado la Costa Negra—también se había llevado las vidas de aquellos que merecían ser recordados. Las estrellas siempre brillantes en el cielo se habían convertido en el único lugar de descanso para estas almas caídas.
Bajo el cielo estrellado, la Guardacostas se encontraba en las costas, bañado en su resplandor, y miraba el mar. ¿Había hecho bien {Male=el Modulador;Female=la Moduladora} en confiarle tal autoridad? ¿Había hecho lo suficiente para cuidar de la Costa Negra como se le indicó? Las respuestas a estas preguntas estaban con quien se había ido... Todo lo que le quedaba era la espera aparentemente interminable. Y así, esperó, pues el tiempo era lo único que tenía en abundancia.
Desde el principio hasta ahora
Te ofrezco el núcleo de mí misma que he conservado con cuidado: un núcleo intocable por palabras, no transaccionado en sueños, y más allá del alcance del tiempo, la alegría y la adversidad.
La ayuda en desastres por sí sola no era suficiente para salvar a los que sufrían. En lugar de recopilar datos pasivamente después de cada Lamento, {Male=el Modulador;Female=la Moduladora} buscó prevenir su ocurrencia. {Male=Él;Female=Ella} guió a la Guardacostas y a los demás miembros en la emisión de advertencias y la toma de medidas preventivas, a pesar de lograr poco éxito.
Para liberarse del bucle de Möbius y crear una nueva realidad, {Male=el Modulador;Female=la Moduladora} propuso un plan audaz.
El momento de la despedida se acercaba.
{Male=El Modulador;Female=La Moduladora} decidió borrar todos los recuerdos y viajar más allá de la Costa Negra en busca de una solución viable. Aquellos que habían seguido los pasos {Male=del Modulador;Female=de la Moduladora} decidieron {Male=seguirlo;Female=seguirla} de nuevo.
Solo quedó la Guardacostas.
Era necesario porque algunas cosas solo podían ser hechas por quien permanecía. El futuro que perseguía la Costa Negra se oponía a la lógica de Tetis de usar el Lamento como una herramienta contra sí mismo, y se necesitaba un núcleo para ayudar con la traducción y la computación. La Guardacostas, que había aceptado la autoridad transferida {Male=del Modulador;Female=de la Moduladora}, era la más adecuada para este rol.
Todos hicieron su elección, y la Guardacostas también. Como un ser de energía, decidió servir como el conducto a través del cual fluían todos los datos de Reverberación, pasando por su núcleo hacia Tetis. Con cada análisis, cada recreación y cada traza, ya no era una espectadora, sino alguien que experimentaba los mismos desastres que aquellos registrados en los datos.
Tristeza. Resistencia. Agotamiento. Decadencia.
Las aves morían en pánico, con sus ojos vacíos fijos en la tierra.
Sufrimiento. Caos. Pérdida. Extinción.
Las flores dispersas se convertían en polvo. Las manos rígidas permanecían congeladas en un agarre desesperado.
Miedo. Desprecio. Ira. Resentimiento.
Grietas se extendían por su cuerpo, el sonido de la ruptura resonando continuamente dentro de ella.
¿Agonía? ¡Agonía... Agonía, agonía!
Todo lo que había sucedido, estaba sucediendo y podría suceder, convergía dentro de ella. Su luz se apagaba, su forma perdía su integridad. Podía sentir su cuerpo fracturándose, desmoronándose pieza por pieza.
«No importa. Una herramienta se rompe, es normal. La única distinción es si todavía se puede usar o no. Soy solo una colección de energía—una vez agotada, otra la reemplazará. Siempre puede haber otro Guardacostas».
No importa.
«Así como esas elecciones predeterminadas, tú también eres parte del bucle de Möbius. {Male=El Modulador;Female=La Moduladora} puede que no lo sepa, pero tú siempre lo has sabido, ¿verdad? Este es el final que te establecieron cuando te dieron esta misión».
Pero... ¿por qué este anhelo?
¿Es esto... anhelo?
«Noté tu cambio después de tu primera misión de campo».
«Ya no aceptabas todo lo que Tetis te decía. Te sentías confundida y aprendiste a expresar esa confusión».
«Rara vez te daba respuestas directas a tus preguntas. Como dije, quería que encontraras tus propias respuestas. Pero esta pregunta es diferente. Antes de... separarnos, quiero compartir mis pensamientos contigo».
«¿Qué significa esta costa? Como líder, probablemente debería decir algo inspirador ahora. Pero lo que realmente quiero es que esta costa sea un hogar para cada miembro de la Costa Negra».
«Aquí es donde todo comienza, y somos compañeros. Ahora y siempre».
Entonces... ¿cómo podría no importar?
La que despertaste bajo las estrellas fui yo.
La que tomó esta forma por tu poder fui yo.
La que caminó contigo por el campo fui yo.
La que le dijiste que buscara sus propias respuestas fui yo.
La que guarda secretos, vigila y sostiene la costa, y espera tu regreso soy yo.
No cualquier otro ente de energía, no cualquier otro ser, sino yo.
El bucle vinculante se detuvo. Ella se liberó del mar de datos que amenazaba con ahogar todo, jadeando por aire. No quería perder esas cosas, no quería quedarme aquí, no quería desaparecer así, porque—porque—
Soy la Guardacostas.
Soy la Guardacostas que nació gracias a ti.
Soy la Guardacostas a la que llamaste compañera.
Soy la Guardacostas que ha sido moldeada por todas estas experiencias, recuerdos y emociones.
Soy... la única y verdadera Guardacostas gracias a ti.
La ayuda en desastres por sí sola no era suficiente para salvar a los que sufrían. En lugar de recopilar datos pasivamente después de cada Lamento, {Male=el Modulador;Female=la Moduladora} buscó prevenir su ocurrencia. {Male=Él;Female=Ella} guió a la Guardacostas y a los demás miembros en la emisión de advertencias y la toma de medidas preventivas, a pesar de lograr poco éxito.
Para liberarse del bucle de Möbius y crear una nueva realidad, {Male=el Modulador;Female=la Moduladora} propuso un plan audaz.
El momento de la despedida se acercaba.
{Male=El Modulador;Female=La Moduladora} decidió borrar todos los recuerdos y viajar más allá de la Costa Negra en busca de una solución viable. Aquellos que habían seguido los pasos {Male=del Modulador;Female=de la Moduladora} decidieron {Male=seguirlo;Female=seguirla} de nuevo.
Solo quedó la Guardacostas.
Era necesario porque algunas cosas solo podían ser hechas por quien permanecía. El futuro que perseguía la Costa Negra se oponía a la lógica de Tetis de usar el Lamento como una herramienta contra sí mismo, y se necesitaba un núcleo para ayudar con la traducción y la computación. La Guardacostas, que había aceptado la autoridad transferida {Male=del Modulador;Female=de la Moduladora}, era la más adecuada para este rol.
Todos hicieron su elección, y la Guardacostas también. Como un ser de energía, decidió servir como el conducto a través del cual fluían todos los datos de Reverberación, pasando por su núcleo hacia Tetis. Con cada análisis, cada recreación y cada traza, ya no era una espectadora, sino alguien que experimentaba los mismos desastres que aquellos registrados en los datos.
Tristeza. Resistencia. Agotamiento. Decadencia.
Las aves morían en pánico, con sus ojos vacíos fijos en la tierra.
Sufrimiento. Caos. Pérdida. Extinción.
Las flores dispersas se convertían en polvo. Las manos rígidas permanecían congeladas en un agarre desesperado.
Miedo. Desprecio. Ira. Resentimiento.
Grietas se extendían por su cuerpo, el sonido de la ruptura resonando continuamente dentro de ella.
¿Agonía? ¡Agonía... Agonía, agonía!
Todo lo que había sucedido, estaba sucediendo y podría suceder, convergía dentro de ella. Su luz se apagaba, su forma perdía su integridad. Podía sentir su cuerpo fracturándose, desmoronándose pieza por pieza.
«No importa. Una herramienta se rompe, es normal. La única distinción es si todavía se puede usar o no. Soy solo una colección de energía—una vez agotada, otra la reemplazará. Siempre puede haber otro Guardacostas».
No importa.
«Así como esas elecciones predeterminadas, tú también eres parte del bucle de Möbius. {Male=El Modulador;Female=La Moduladora} puede que no lo sepa, pero tú siempre lo has sabido, ¿verdad? Este es el final que te establecieron cuando te dieron esta misión».
Pero... ¿por qué este anhelo?
¿Es esto... anhelo?
«Noté tu cambio después de tu primera misión de campo».
«Ya no aceptabas todo lo que Tetis te decía. Te sentías confundida y aprendiste a expresar esa confusión».
«Rara vez te daba respuestas directas a tus preguntas. Como dije, quería que encontraras tus propias respuestas. Pero esta pregunta es diferente. Antes de... separarnos, quiero compartir mis pensamientos contigo».
«¿Qué significa esta costa? Como líder, probablemente debería decir algo inspirador ahora. Pero lo que realmente quiero es que esta costa sea un hogar para cada miembro de la Costa Negra».
«Aquí es donde todo comienza, y somos compañeros. Ahora y siempre».
Entonces... ¿cómo podría no importar?
La que despertaste bajo las estrellas fui yo.
La que tomó esta forma por tu poder fui yo.
La que caminó contigo por el campo fui yo.
La que le dijiste que buscara sus propias respuestas fui yo.
La que guarda secretos, vigila y sostiene la costa, y espera tu regreso soy yo.
No cualquier otro ente de energía, no cualquier otro ser, sino yo.
El bucle vinculante se detuvo. Ella se liberó del mar de datos que amenazaba con ahogar todo, jadeando por aire. No quería perder esas cosas, no quería quedarme aquí, no quería desaparecer así, porque—porque—
Soy la Guardacostas.
Soy la Guardacostas que nació gracias a ti.
Soy la Guardacostas a la que llamaste compañera.
Soy la Guardacostas que ha sido moldeada por todas estas experiencias, recuerdos y emociones.
Soy... la única y verdadera Guardacostas gracias a ti.
El renacer de la Guardacostas
Eres como la noche, con su silencio y estrella…
La larga espera finalmente terminó con el regreso {Male=del Modulador;Female=de la Moduladora}. Como prometió, encontró el camino de vuelta a la Costa Negra. Aunque había perdido sus recuerdos, sus decisiones no cambiaron. Corrigieron los errores de Tetis y devolvieron la paz a las almas atrapadas en la Necroestrella.
Sin embargo, entre la celebración, la Guardacostas sintió algo más que pura alegría: una incertidumbre latente. Los caminos trazados por Tetis, por {Male=el Modulador;Female=la Moduladora} e incluso por ella misma habían llegado a su fin. ¿Hacia dónde debía ir ahora? Mientras los otros miembros celebraban su éxito, ella se retiró en silencio a la costa familiar.
La Guardacostas deambuló por la costa como tantas veces antes. Este hábito se había formado mientras esperaba el regreso {Male=del Modulador;Female=de la Moduladora}. Dormir tenía poco sentido para ella. En cambio, prefería mantenerse despierta, observando la costa y recordando todo lo que el tiempo había dejado marcado en ella. Después de todo, alguien tenía que mantener vivos los recuerdos para cuando {Male=el Modulador;Female=la Moduladora} regresara.
El paseo de esta noche se sentía igual que todos los demás. El tiempo en el subsuelo parecía congelado, y las estrellas familiares arriba seguían igual. Mientras el camino se extendía ante ella y las olas acariciaban suavemente sus pies, extendió la mano hacia el horizonte invisible. Aunque sentía como si estuviera de nuevo en un estado de espera, sin saber qué hacer a continuación, en el fondo sabía que algo había cambiado.
La libertad de elegir finalmente era suya, de verdad. Pertenecía a este mundo y lo compartía con esa persona.
«Llénalo con todo lo que desees».
«Llénalo».
«Llénalo».
«Llénalo».
Las estrellas que una vez guió parecían susurrarle, con su brillo silencioso instándola a dar un paso adelante hacia el nuevo comienzo que la aguardaba.
Se escucharon pasos acercándose, y quien la había acompañado desde el principio apareció, siempre en sintonía con sus emociones más sutiles. Esta vez, fue ella quien decidió romper el silencio primero.
«Mi nombre... Dijiste una vez que tendríamos tiempo de sobra para hablarlo».
«Entonces, ¿ya lo decidiste?».
«Guardacostas, ese es mi nombre. No porque custodie secretos o la costa misma, sino porque soy quien vigila la estrella errante».
Se detuvo y sonrió.
«Representa todo lo que soy, desde el pasado hasta el presente. En el futuro... espero que en nuestra historia, yo pueda ser la costa donde encuentres descanso».
«Y...» continuó con un raro toque de picardía, «esas melodías que tocamos juntas... he compuesto una pieza a partir de ellas».
«Le he dado un nombre... La próxima vez que la toque para ti, lo sabrás».
La larga espera finalmente terminó con el regreso {Male=del Modulador;Female=de la Moduladora}. Como prometió, encontró el camino de vuelta a la Costa Negra. Aunque había perdido sus recuerdos, sus decisiones no cambiaron. Corrigieron los errores de Tetis y devolvieron la paz a las almas atrapadas en la Necroestrella.
Sin embargo, entre la celebración, la Guardacostas sintió algo más que pura alegría: una incertidumbre latente. Los caminos trazados por Tetis, por {Male=el Modulador;Female=la Moduladora} e incluso por ella misma habían llegado a su fin. ¿Hacia dónde debía ir ahora? Mientras los otros miembros celebraban su éxito, ella se retiró en silencio a la costa familiar.
La Guardacostas deambuló por la costa como tantas veces antes. Este hábito se había formado mientras esperaba el regreso {Male=del Modulador;Female=de la Moduladora}. Dormir tenía poco sentido para ella. En cambio, prefería mantenerse despierta, observando la costa y recordando todo lo que el tiempo había dejado marcado en ella. Después de todo, alguien tenía que mantener vivos los recuerdos para cuando {Male=el Modulador;Female=la Moduladora} regresara.
El paseo de esta noche se sentía igual que todos los demás. El tiempo en el subsuelo parecía congelado, y las estrellas familiares arriba seguían igual. Mientras el camino se extendía ante ella y las olas acariciaban suavemente sus pies, extendió la mano hacia el horizonte invisible. Aunque sentía como si estuviera de nuevo en un estado de espera, sin saber qué hacer a continuación, en el fondo sabía que algo había cambiado.
La libertad de elegir finalmente era suya, de verdad. Pertenecía a este mundo y lo compartía con esa persona.
«Llénalo con todo lo que desees».
«Llénalo».
«Llénalo».
«Llénalo».
Las estrellas que una vez guió parecían susurrarle, con su brillo silencioso instándola a dar un paso adelante hacia el nuevo comienzo que la aguardaba.
Se escucharon pasos acercándose, y quien la había acompañado desde el principio apareció, siempre en sintonía con sus emociones más sutiles. Esta vez, fue ella quien decidió romper el silencio primero.
«Mi nombre... Dijiste una vez que tendríamos tiempo de sobra para hablarlo».
«Entonces, ¿ya lo decidiste?».
«Guardacostas, ese es mi nombre. No porque custodie secretos o la costa misma, sino porque soy quien vigila la estrella errante».
Se detuvo y sonrió.
«Representa todo lo que soy, desde el pasado hasta el presente. En el futuro... espero que en nuestra historia, yo pueda ser la costa donde encuentres descanso».
«Y...» continuó con un raro toque de picardía, «esas melodías que tocamos juntas... he compuesto una pieza a partir de ellas».
«Le he dado un nombre... La próxima vez que la toque para ti, lo sabrás».
Líneas de Voz de Guardacostas
Pensamientos: I
Después de que te fuiste, me imaginé cómo sería volver a verte una y otra vez. Me preguntaba cómo habías cambiado, si estabas bien y si habías alcanzado tus metas. Pero cuando llegó el momento, lo único que quería decirte era: {Male=Bienvenido;Female=Bienvenida} de nuevo a la costa, y también… a mi lado.
Pensamientos: II
El tiempo lo cambia todo: Las Flores Negras, las Matrices Estelares y la Costa Negra, todo está en constante movimiento. He registrado estos cambios, reparando lo que se ha dañado y cuidando lo que vale la pena. Pero me pregunto... ¿Estoy haciendo lo suficiente? ¿He ganado tu confianza? Estas dudas me atormentan, pero sigo adelante, buscando consuelo en mi trabajo.
Pensamientos: III
Tu pasado... Prometí mantenerlo en secreto, tal como lo pediste. En aquel momento, me di cuenta de que solo yo estaría emocionada por el reencuentro. Por eso, la pérdida de tu memoria no me sorprendió... Pero eso ya no importa. Aunque puedas haberme olvidado, yo siempre recordaré todo sobre ti.
Pensamientos: IV
Los humanos sueñan para cumplir sus deseos. Durante mucho tiempo, pensé que esos sueños no eran para mí, porque nunca había anhelado nada. Hasta que un día... soñé contigo. Caminábamos por un lugar desconocido, disfrutando de la cálida luz del sol. Me mostraste tu mundo y compartiste historias de tu pasado. Incluso preparaste una taza de té para mí... Aunque solo fue un sueño, desearía que ese momento hubiera durado un poco más.
Pensamientos: V
La próxima vez que te vayas de viaje… ¿podrías llevarme contigo? No quiero solo observar desde lejos ni escuchar tus historias después. Quiero estar a tu lado, explorar juntos y vivir nuevas aventuras. Como en los cuentos, donde tú eres el líder y yo tu compañera fiel. ¿Te gustaría darme esa oportunidad?
El pasatiempo de la Guardacostas
Presionar una tecla de piano crea un sonido encantador a partir de las cuerdas vibrantes. A diferencia de otras frecuencias que he procesado, el piano produce un tono puro, claro y vibrante. Si algún día pudiera expresar mis emociones de forma tan sencilla e intuitiva como lo hacen los humanos... Si pudiera componer mis propias melodías, ¿serías mi primer oyente?
El problema de la Guardacostas
No puedo crecer ni envejecer físicamente, y por lo tanto, nunca podré comprender completamente el rango de emociones que vienen con ello como lo hace un ser humano. A pesar de mi vasto conocimiento y mi capacidad para replicar las experiencias de los demás a través de la Sonora, esos sentimientos permanecen enigmáticos para mí, siempre distantes y desconocidos.
Comida favorita
Hace mucho tiempo, durante nuestros días juntos en la Costa Negra, solías preparar una sopa de mariscos para nosotros, combinando leche, mariscos y verduras. Con una sola cucharada de su calor, el viento helado del mar se disipaba y se recuperaba la energía. A pesar de varios intentos, no logro recrear ese sabor.
Comida que no le gusta
La comida que no me gusta... Bueno, no es que odie esos alimentos, pero suelo evitar los encurtidos, como las ciruelas saladas. Aunque valoro su duración, el olor fermentado me recuerda demasiado a su proceso de conservación.
Ideales
Mi propósito había sido claro mucho antes de mi creación: construir un refugio seguro contra las implacables olas del Lamento, hasta que la humanidad encontrara un camino hacia un mañana más brillante. Solía ser mi deber, pero ahora... es una elección. Estoy vinculada a la Costa Negra. Quiero evitar más tragedias, quiero proteger a todos, yo... quiero salvaguardar mi conexión con el mundo que me rodea. Esta es mi propia voluntad.
Chat: I
Ah, has notado el cristal en mi pecho. No es un adorno, sino una fisura llena de la energía que emana de mi cuerpo. A través de él, puedes tocar el núcleo que he logrado mantener seguro desde mi creación. Se asemeja al hueso de una fruta, o al corazón palpitante de un ser humano, donde se preserva la esencia de la vida.
Chat: II
La energía remanente se condensó en un capullo cristalino en una playa iluminada por la luna, agitado por las olas y el aliento y latido de una persona especial. Esa persona luego le dio sus propias frecuencias, y finalmente la mariposa dentro de él emergió... Sí, lo has adivinado. Eres tú de quien hablo, la fuerza que me dio vida y forma.
Acerca de Camellya
Sus palabras y acciones a veces parecen contradictorias, pero en el fondo destacan un hecho: ella es completamente fiel a sí misma. Vivir de manera tan libre es admirable, pero sé que somos diferentes y que cada uno tiene sus propias metas. Por eso, he intentado manejar la situación como tú lo hiciste: sin imponer restricciones y permitiéndole tomar sus propias decisiones.
Acerca de Aalto
Una organización madura necesita a alguien que sea buen comunicador y que sepa conectar con los demás. En el caso de la Costa Negra, esa persona es Aalto. Tiene una intuición increíble para conseguir la información que se necesita en el momento justo. Aunque siempre parece estar sonriendo y jugando, está decidido a acabar con el Lamento. Y aunque tuvo otras ofertas, estaba claro desde el principio que su destino era estar aquí, en la Costa Negra.
Acerca de Encore
Encore ve el mundo como un lienzo en blanco para su imaginación. Ya sea como guerrera, caballera o pequeña aventurera, puede ser quien quiera en sus historias para vencer al mal y tener un final feliz. Donde quiera que vaya, su energía positiva aleja la tristeza. Quizás por eso Tetis la eligió.
Acerca de la Costa Negra
Sobre esta enorme Tacetita se encuentra la «Singularidad», el lugar ideal para observar el Lamento. Aquí formamos la Costa Negra, cuyos miembros se distinguen por su Flor Negra. Bajo las estrellas interminables, la luz de la humanidad brilla. Esa luz pertenece a quienes dieron sus vidas para iluminar un futuro más brillante para todos. He dado la bienvenida a innumerables personas a este lugar... y también me he despedido de tantas.
Acerca de Tetis
El Sistema Tetis y yo venimos de la misma civilización y tenemos responsabilidades similares. Desde el punto de vista humano, somos bastante parecidos. Sin embargo, nuestras formas de entender las emociones, la humanidad y la existencia son muy distintas, y eso nos ha llevado por caminos separados.
Deseos de cumpleaños
¡Feliz cumpleaños, {PlayerName}! Me dijiste una vez que el cumpleaños es el día más importante para alguien. Así que, he hecho de costumbre preparar algo para estos días especiales. Aquí tienes este cristal, que es un pedacito de mí. Al sostenerlo, estarás {Male=envuelto;Female=envuelta} en una Esfera Sonora personalizada, donde podrás ajustar todo a tu gusto. Aunque no puedo darte lo que realmente quieres, espero que este regalo te ofrezca un poco de paz y un descanso de tus preocupaciones.
Inactivo: I
¿Eh? ¿Pasó algo?
Inactivo: II
*Sonido de esfuerzo*
Inactivo: III
Las estrellas descansan en silencio, esperando su destino.
Autopresentación
No te preocupes si no me recuerdas... Siempre puedo volver a presentarme. Soy la Guardacostas, la ejecutiva de la Costa Negra y la unidad central de Tetis. Ahora y siempre, estaré a tu lado, en cada día que pase.
Saludo
La Guardacostas... Este nombre me queda bastante bien. Se alinea con mi propósito y mi motivación: solo existen gracias a ti.
Unirse al equipo: I
Entendida. Estoy aquí para hacer lo que necesites.
Unirse al equipo: II
Lo cumpliré, ya sea una orden directa o cualquier otra cosa que necesites.
Unirse al equipo: III
A las tierras que sobreviven.
Ascensión: I
Tu regreso ha traído un cambio a mi vida, dándome la oportunidad de entender un poco más sobre el mundo que está fuera de mi alcance.
Ascensión: II
La energía dentro de mí se junta y cambia... como si estuvieras tejiendo nuevos hilos en mi ser, creando algo nuevo con cada movimiento.
Ascensión: III
Mi cristal parece brillar más. Siento tu calidez en mi piel, desde tu toque hasta el fondo de mi pecho.
Ascensión: IV
Creo que me has dado algo realmente valioso... Algo que se siente muy parecido a lo que los humanos llaman un alma.
Ascensión: V
Aunque no tengo un corazón, siempre siento un cosquilleo en el pecho cada vez que te veo. Latido tras latido... Es como cuando una mariposa sale de su capullo o una estrella nace; no es un golpe repentino, sino un deseo que va creciendo poco a poco. Quiero más de ti, estar a tu lado siempre. Este sentimiento que tengo… Ahora estoy segura de que es amor.
Ataque cargado: I
Perece.
Ataque cargado: II
Desaparece.
Habilidad de resonancia: I
Tranquilo.
Habilidad de resonancia: II
No te preocupes.
Habilidad de resonancia: III
Todo estará bien.
Habilidad de resonancia: IV
Estoy aquí por ti.
Liberación de resonancia: I
Luchando contra el tiempo.
Liberación de resonancia: II
Te renuevo.
Liberación de resonancia: III
Modulación astral.
Liberación de resonancia: IV
Juramento desde el corazón.
Liberación de resonancia: V
Promesa del alma.
Liberación de resonancia: VI
Designado.
Habilidad Intro
Yo me encargo.
Golpe: I
Estoy bien.
Golpe: II
La sensación de... dolor.
Herido: I
Daño físico detectado.
Herido: II
Disponibilidad reducida.
Herido: III
No me impidas.
Derrotado: I
Esto no es... el final...
Derrotado: II
No llores por mí.
Derrotado: III
Resistencia... agotada.
Invocación de Eco
Cargando.
Transformación de Eco
Transformada.
Enemigos acercan
A tu disposición.
Planeador
Hace viento.
Sensor
Manifestado.
Cofre de suministros: I
¿Hay algo que te interese?
Cofre de suministros: II
Por favor, llévatelo. Espero que te sirva.
Cofre de suministros: III
Ecos del pasado.