Un día después de beber el néctar del árbol divino, la ridícula fruta esférica se hincha y se convierte en un demonio que viste armadura de tela y que blande una lanza de madera y un escudo hecho de hojas. Alrededor de sus pasos, las criaturas del bosque ofrecen sus genes como tributo para que el Rey Demonio pruebe, aprenda y se transforme. Luego, pasará a desafiar al mar y al cielo de Vonwacq. "A través de este método, los sabios antiguos capturaban las cosas más aterradoras con un ridículo juego".