NPCAfortunadamente, no cometí ningún error cuando fui a limpiar su habitación, y hasta arreglé el reloj de paisaje onírico que había dentro. Cuando regresé al cuarto, él ya no estaba, y me había dejado un paquete de caramelos de nubes explosivas. Exhalé un enorme suspiro de alivio... ¡El reconocimiento de aquel tipo me sentó de maravilla!